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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Contra arredrados, arrostrados

Para los que siguen, sin entender ni papa -como la mayoría, sino todos, de los que se expresan- las elucubraciones acerca de lo hay que hacer para salir del agujero, una de las cuestiones conceptuales que les gustaría que alguien resolviera, de una vez por todas, para saber a qué atenerse y actuar en consecuencia, es si conviene más consumir a tope a ahorrar en lo superfluo, o andar por ambas cosas.

Como en toda situación de incertidumbre, la sensación de peligro inminente provoca ya algunas reacciones desesperadas. Una interviniente en un programa de radio (No es un día cualquiera, 2.10.11) afirmaba que ahora cogía muchos más taxis que antes: era su contribución personal para mejorar la economía (de los taxistas, se entiende).

Algunos cuentarrentistas, alarmados por los agujeros que se han descubierto en ciertas entidades seudobancarias, se han decidido a volver a utilizar los calcetines o el bajo-colchón para guardar los ahorros (lo que ha elevado, de forma indirecta, los asaltos a domicilio de delincuentes a la busca del dinero fácil).

Haciendo traslación del ejemplo concreto, la cuestión subyacente, es: ¿Qué actitud sería preferible, la de los arredrados o la de los arrostrados?.

Reconociendo que la pregunta es difícil y que, como tal, se corre el riesgo de que los especialistas en la cuestión pretendan contestarla con varias páginas de ininteligibles palabros, proponemos que se les confronte, simplemente, como se hace ahora en las escuelas de negocio y otras universidades del saber, con poner una cruz sobre la respuesta que prefieran. Unicamente como escapatoria mental y salvaguarda a su honor, si lo estimaran imprescindible, podríamos ofrecerles la posibilidad de que marcaran una tercerca casilla, no puntuable: "No sabe/no contesta".

Apostaríamos a que, si les fuera en ello la vida o el empleo en el empeño, la inmensa mayoría se decantaría por esta última opción, salvando así el pellejo, pero no los muebles ni las circunstancias.

(Por cierto, nosotros hemos defendido persistentemente que la máxima circulación de los excedentes en una economía, es imprescindible: el dinero improductivo es lo mismo que papel mojado).

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