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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Desde Libia a Somalia, pasando por Siria

El viaje que proponemos no es un itinerario turístico -desde luego, de realización desaconsejable en esta quincena final de agosto de 2011- sino, una incursión crítica por la delicada situación de estos tres países, a la que habrían llegado, aparentemente al menos, por vías diferentes.

Tres vías diferentes de involución política.

Los rasgos generales del panorama son bien conocidos:

-Libia se encuentra inmersa en una guerra civil entre partidarios y detractores de un personaje estrambótico al que se conoce como coronel Gadafi, apoyados estos últimos, con la cautela propia del que no enseña sus verdaderas intenciones, por la llamada "comunidad internacional", cuya ayuda a los rebeldes ha sido creciente a lo largo de la contienda, en la medida en que las potencias occidentales advertían que el régimen gadafista, al que habían cambiado armas por petróleo, tenía las de ganar.

-Somalia, ejemplo delirante de Estado fallido, sufre una hambruna terrible, que ha situado al borde de la muerte por inanición a una parte inestimable de sus habitantes -caracterizables, según apetezca, como refugiados, nómadas, perseguidos, secuestrados, analfabetos, oprimidos, etc-, área con reservas minerales muy atractivas y una zona de influencia marítima teórica muy rica en pesca, en donde tienen sus caladeros las flotas europeas y japonesas y se producen con regularidad episodios de secuestro de barcos por piratas lugareños dotados con medios muy sofisticados de origen occidental;

-y, en fin, en Siria, el tercer país de este itinerario sobre algunas de las más evidentes tensiones actuales, un régimen dictatorial bien pertrechado en su falsa legitimidad, que no duda en ordenar disparar contra los disidentes, prometiendo al mismo tiempo tibias reformas constitucionales por decreto, y cuya cabeza visible, Al Asad, como en el caso de varios hijos del preboste libio, ha sido laureado por prestigiosas universidades europeas.

Pues bien: bajo la clara dirección del cambio en la política de tolerancia con algunos regímenes no democráticos con los que se mantienen importantes relaciones comerciales, que está propiciando el gobierno de Barak Obama, Libia, y seguramente de inmediato, Siria -como ha sucedido de manera sorprendentemente fácil en otros países de la zona- se verán forzados a un cambio constitucional, en el que el poder cambiará de manos; ojalá que el pueblo adquiera con ello un verdadero protagonismo.

En el caso de Somalia, parece que las fuerzas del orden internacional han decidido que la olla local puede seguir calentándose antes de intervenir: la solución que ahora parecería más viable es dividir al frustrado país en tres o cuatro, dejando en una de las zonas la mayor concentración del problema, salvando así los muebles de las principales riquezas minerales del cuerno de Africa. Pero lo opción es demasiado cara, y habrá que observar antes cómo se comportan esos militares guerreros surgidos de las profundidades de la Edad media que han apelado al islamismo radical para controlar a los disidentes.

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