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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre las inconveniencias ambientales (2)

Sobre las inconveniencias ambientales (2)

La observación desinhibida de prejucios ideológicos o buenistas acerca de lo que está sucediendo en el mundo globalizado respecto a la consecución del hipotético objetivo del desarrollo sustentable, nos lleva a extraer varias verdades incómodas, que hemos expuesto en la conferencia a que hicimos referencia en el comentario anterior:

1. El ambiente seguirá siendo degradado y, además, seguirán contaminando más los países más desarrollados. La aceleración con que se produce el deterioro es tanto mayor cuanto mayor sea el crecimiento de la población, y los agentes contaminadores concentrarán las actividades más depredadoras en los países y zonas en los que las brechas tecnológicas, económicas y sociales sean mayores, y se combinen con una legislación inexistente o permisiva.

2. El terreno agrícola disminuye aceleradamente, provocando desequilibrios crecientes para satisfacer la demanda. Estados Unidos y Europa son ya fuertes deficitarios, pero, además, el crecimiento de las urbanizaciones y de las infraestructuras, junto con el abandono del campo y la selección ineficiente de los cultivos, provoca la pérdida irrecuperable de zonas agrarias.

3. El coste de contaminar lo pagamos todos, pero el beneficio lo recogen solo algunos. Por grande que sea el esfuerzo por internalizar los costes, los agentes más contaminadores triunfan en sus propósitos de evadir los controles y enmascarar los resultados. Recuperar un ambiente contaminado es mucho más caro que deteriorarlo, convirtiéndolo en recurso en beenficio del depredador. Las diferencias entre lo que paga el contaminador a la sociedad y lo que esta debe aportar son siempre beneficiosas para el infractor.

4. La capacidad de regeneración natural del planeta está ya ampliamente superada y aunque sabemos que el consumo de bienes ambientales no está relacionado directamente con el bienestar (el individuo asocia, en lo relativo al ambiente, el bienestar con su contemplación y uso, no con su consumo destructivo), carecemos de consciencia ambiental para valorar el verdadero efecto de nuestras acciones.

En este contexto general, que obliga a mantener una perspectiva pesimista acerca de lo que dejaremos a las generaciones venideras (un problema agravado y que hoy entendemos como irresoluble), el conferenciante se planteó acerca de lo qué podríamos hacer -desde la perspectiva de modificar drásticamente la tendencia creciente de producción de contaminantes-, dirigiendo la reflexión hacia tres tipos de propuestas:

1. Técnicas.- Los Mecanismos de difusión tecnológica tienen que ser revisados, ya que compartir tecnología con los países en desarrollo solo tiene sentido si esa tecnología es respetuosa con las condiciones naturales y ayuda a la mejora de bienestar de las gentes del territorio en donde se implementan. Consumir ambiente de los países menos desarrollados para mantener el nivel de vida y de consumo de los países desarrollados es una trampa ideológica que acelerará el desastre. El discurso ambientalista no puede ser el mismo a ambos lados del desarrollo.

2. Jurídicas.- No puede mantenerse la situación de falta de consenso entre los países desarrollados respecto a lo que debe hacerse. Los tratados internacionales no se cumplen y, aún más grave, los principales infractores son los países más industrializados. El Convenio de Basilea es incumplido por Estados Unidos y la Unión Europea, que han permitido, entre otros muchos ejemplos, la exportación de residuos contaminantes a países en desarrollo (caso de Accra, en Ghana, de Guiyu, en China, entre muchos otros), enmascarados como "donaciones" o "materiales de segunda mano". El Tratado de Kyoto no fue suscrito por Estados Unidos, los acuerdos no serán cumplidos por varios países y, desde luego, no parece haber prisa para  activar nuevos compromisos de reducción de contaminación cuando expire (en 2012), a pesar de los negros auspicios de la mayoría de la comunidad científica sobre las consecuencias de no hacerlo.

3. Eticas.- En este aspecto, el conferenciante defendió la necesidad de recuperar la conciencia ética, tanto de gobernantes como de la población en general, y orientó la propuesta para concretar la realidad de la aplicación de los términos Responsabilidad Social Corporativa -ya clásico- y el de más nuevo cuño, Responsabilidad Social Gubernamental (RSG). Los gobiernos deben dar ejemplo de comportamiento, y convertirse en el referente. Existe una frontera mínima para la RSG, que es la penal; pero hay un nivel para evaluación del comportamiento que es el que ha pasado a ser exigible a los que pretenden gobernar en la aldea global.

Ese nivel ético, voluntario, pero inaplazable, supone poner definitivamente en valor que los que nos gobiernen han de serlo porque son los más experimentados, los que tienen la mejor información, los que carecen de cualquier servidumbre que no sea la satisfacción de trabajar por la sociedad a la que representan. Con una matización sustancial: en la obtención del bienestar para sus administrados no pueden pretender el sacrificio sin contraprestación de quienes no lo son.

(El gráfico que ilustra este Comentario responde a las conocidas Curvas de Kutnetz, quien expresó que el desarrollo -medido en incremento de PIB en valores constantes- provoca el incremento en la producción de contaminantes, hasta llegar a un cierto momento en que la sociedad consigue controlar la situación y retornar a niveles de partida.

La propuesta empírica tiene algunos detractores, pero ha podido ser comprobada, según otros, con datos reales. En nuestro trabajo, consideramos que el cambio en la tendencia debería venir forzado por la combinación de tres factores: incremento de la legislación y, sobre todo, de su poder coercitivo, perfeccionamiento de los procedimientos técnicos, con una fuerte dedicación de recursos a investigación que tengan una perspectiva de rentabilidad para los agentes y, como más importante, la consciencia ética. Sin embargo, el factor oculto que parece predominar es la traslación de la contaminación a países en desarrollo, dándoles tecnología para fabricar semiproductos y las materias más contaminantes.)

 

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