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Al Socaire de El blog de Angel Arias

A DSK le han hecho una pirula

El serio lector podrá pensar que para un día como hoy, 22 de mayo de 2010, en el que treinta y cuatro millones de españoles -o más- están llamados a las urnas para expresar su descontento, habría cosas más importantes sobre las que escribir que volver a dedicar un Comentario de uno de los Cuadernos más prestigiosos del país a hablar de un, -hasta el 15 de mayo de los corrientes-, prácticamente desconocido por  estos predios, director gerente del Fondo Monetario Internacional.

Pero es que lo que le está pasando a Dominique Strauss-Kahn (DSK, para los amigos de las siglas, entre los que se encuentran todos los norteamericanos), no tiene nombre, pero arriesga cambiar la historia de la humanidad. Por eso, nos referimos a él y sus circunstancias con este título poco común, porque, de veras, nuestro sentimiento es que le han hecho la pirula.

No decimos esto porque hayamos tenido el soplo de que se haya sometido a la operación de cirugía estética del instrumento que sirve a los infantes para la micción. No.

Le han hecho una trastada, se han saltado las normas de obligado cumplimiento para meterlo en un berenjenal del que solo saldrá, sí o sí, con mierda hasta las cejas y, a medida que se la emoción del primer momento deja ver más detalles del bosque, aparece claro que le han tendido una trampa, en la que cayó como un pinín.

Pasemos por alto que, en una típica llamada de atención para despertar el interés sobre el personaje, se ha difundido hace un par de días la foto del futuro protagonista de la debacle entrando a un Porsche con su mujer, la famosa multimillonaria de familia, informadora periodística de renombre, Mme. Sinclair.

Aquel anuncio nos puso en el cuadro mediático al candidato de la gauche (pas divine, monsieur, la gauche enmerdée) para desbancar, con sus buenas opciones, al actual presidente francés, Sarko, casado también en n-simas nupcias con una joven actriz, la Bruni, descubierta para el celuloide de culto por el antes genial Woody Allen.

Pasemos por alto incluso que ahora haya una tal Madame -esta vez con todas las letras- Kristin Davis, que realizó en cameo como el propio DSK en el docudrama Inside jobs, que afirma, dado que su profesión de conseguidora de prostitutas de lujo -abrimos paréntesis: "jóvenes de reputación impecable que rentabilizan su disponibilidad sexual a más de 1.000 dólares la hora, aproximadamente lo que cobran, con perdón, por un trabajo distinto, los consejeros delegados de muy pocas selectas compañías, algunos de los cuales se gastan una parte de sus honorarios en dar rienda suelta a sus frustraciones sexuales con ell@s", cerramos paréntesis- no le permite proteger a violadores, que Dominique no solamente era cliente de su red -que ya le bastaba-, sino que, además, era un sádico que forzaba a sus chicas (y nos preguntamos, ignorantes de cómo se hacen estos negocios de tal hampa, ¿por qué lo haría?¿sería para no pagarles?).

Pasemos por alto que a DSK se le han aparecido, y vendrán más, algunas amantes sufridoras de su desenfrenado apetito sexual, que cuentan ante las cámaras las vejaciones de que han sido objeto y que antes no se atrevieron a narrar por temor a represalias y cuya veracidad, confiamos ciegamente, la justicia francesa -que tiene otros parámetros de valor algo diferentes a la norteamericana- se encargará de esclarecer, a partir de las oportunas instrucciones de los órganos judiciales competentes.

Detengámosnos, pues, en lo que sabemos, aún intuyendo que está contaminado por la imaginación de lenguaraces policías e imaginativos periodistas de investigación.

1. DSK está duchándose, después de haber ingerido un copioso desayuno. Un camarero se dispone a retirarle la bandeja con los residuos y la limpiadora de piso del flmante hotel de lujo pide permiso para entrar que, diligente, el empleado anterior le concede por su cuenta.

2. DSK, ignorante de que hay una mujer en su cuarto, sale del baño -vamos a suponer que púdicamente cubierto por una toalla de esas que dan dos vueltas a la cintura- y al ver a la chica se avalanza sobre ella y, tirándola sobre la cama, intenta violarla. Después, como la joven se resiste y se zafa del acosador, la persigue por el pasillo -ignoramos si ha tenido tiempo de vestirse, entre zarandeos y forcejeos, aunque entendemos que la respuesta ha de ser que sí-.

3. Si hemos puesto el cronómetro a correr, debemos contar con que necesitamos unas cuatro horas para hacer lo siguiente (esto es, tenemos que correr también): superar la emoción; contárselo al responsable de servicio; organizar un revuelo para aclarar lo que han intentado hacernos; aclararnos de quién o qué es lo que pretendió hacer el tipo ese desconocido, registrado con el nombre supuesto de Dominique Strauss-Kahn, cliente habitual del sitio, y que, entretanto, se acaba de marchar apresuradamente, dándole una propina de tres dólares al mozo que le ayudó a bajar la maleta e introducirla en el taxi que le pidieron en la puerta; decir que hay que llamar a la policía; esperar que venga, y que realice el atestado correspondiente; decidir que se trata de un hecho realmente grave y preguntarse cómo localizar al execrable tipo; atender a una llamada de un tal Strauss-Kahn desde el aeropuerto de NY, que pide que alguien le lleve el móvil que se ha dejado olvidado, además de unos calcetines; decirle al policía que ya tenemos localizado al malo; avisar a todas las unidades de que el tipo está localizado, es peligroso y posiblemente lleve armas; ordenar detener el avión en el que pretende huir a la lejana ciudad de Washington, en donde el criminal regenta una oficina de lavado de dinero llamado Fondo Monetario Internacional (FMI)...

No, si ya sabemos que hace tiempo que se le acabó el ídem. Pero era tan divertido... Ya se habrán imaginado Vds. que el camino real para llevar a DSK a chirona no fue ese.

Cuando se quiere pillar a un indeseable -por quién sabe que motivos- no hace falta ser tan complicado.

3 comentarios

Antonio Fumero -

En tal caso, no quedará más remedio que cortar por lo sano... ¿Lo hay? El sistema, aun siendo hoy anatema -es decir, ofrenda a los dioses, cualesquiera que estos sean hoy- siempre ha resultado suficientemente aséptico para todo tipo de operaciones traumáticas.

Administrador -

Oh, cultísimo Antonio, encarnación admirada de aquel ser imaginario que dieron en llamar Kalíkatres sapientísmo, no te falta razón, pero puede haber algún intuitivo lector -tal vez, incluso, lectora- que crea qeu lo que estamos proponiendo es cortar el miembro, por lo de usar instrumentos cortantes en el argumento. Y no hay tal, pues es de justicia aclarar que la navaja de Ockham es el aforismo, chisme intelectual o cultismo para eruditos, con el que se intenta explicar que, habiendo dos hipótesis que parecen posibles para explicar un hecho, la más simple y natural es la más probable.

Lo que ya no alcanzo es a aplicarla al cuento de DSK, y máxime, después de haber leído hoy en EP el apoyo sin reservas que Bernard Henry Levy hace del árbol caído en las garras del mosntruo mediático.

Antonio Fumero -

No pudiendo sino estar de acuerdo contigo, sí me voy a permitir proponer en este docto foro una solución más propia del ingeniero que del ciudadano: cortar por lo sano, es decir cercenar el miembro que a la micción confiere dirección y sentido usando la navaja de Ockham :)