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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los peligros de abandonar la energía nuclear en España

La negativa del gobierno de Rodríguez Zapatero para autorizar por 10 años el funcionamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña, en contra del dictamen del Consejo de Seguridad Nuclear, de la mayoría de las opiniones técnicas consultadas y de los criterios seguidos por los países más avanzados que España en esta y otras materias, abre un panorama de peligros que es conveniente abordar.

La razón fundamental para ordenar el cierre de la central de Garoña en 2013  (ITC/1785/2009 del MITYC)ha sido el cumplimiento del programa electoral del PSOE. En él se indicaba que las centrales nucleares se cerrarían al terminar su vida útil, concepto temporal de límites precisos que los ingenieros empleamos para expresar la garantía del período mínimo de prestaciones exigidas en el proyecto.

Aunque es evidente que el PSOE no ha podido cumplir con una buena parte de las promesas electorales, el anclaje en este compromiso relativo a la energía nuclear, ha debido ser visto como un elemento clave para contentar a la mayoría de los futuros votantes. Votantes potenciales a los que se atribuye la obstinación de no dejarse influir por argumentos técnicos ni económicos, y una capacidad muy elevada para cerrar los ojos ante los riesgos del futuro, amparándose en la percepción de que lo que no se conoce tiene que ser malo por definición.

Las autorizaciones de explotación de las centrales españolas vencen en un corto plazo, y todas, menos una (Trillo), dentro de la actual legislatura. Se puede entender, por tanto, que las del centrales de Almaraz, Ascó, Cofrentes y las de Valdellós, recibirán órdenes de cierre definitivo en 2010 y 2011, y España deberá encontrar de inmediato la forma de sustituir la producción de energía que proporcionan las nucleares.

El Foro Nuclear viene expresando que el mix preferible para España debería pretender alcanzar el 90% de producción de energía primaria, a partes iguales, entre las energías renovables, los combustibles fósiles empleados en centrales de ciclo combinado y la energía nuclear. Para alcanzar este porcentaje, sería necesario mantener las centrales nucleares existentes e incorporar antes de 2030, 11.000 MW de potencia nuclear instalada, con una inversión directa de aproximadamente 35.000 Mill de euros.

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