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Al Socaire de El blog de Angel Arias

La generación vivetú lo queyono

Hay una generación que ahora anda por los 40-50 que aún tienen mucho que hacer y disfrutar por sí mismos, -a menos que se queden sin empleo-, pero que quizá no son conscientes de la razón por la que pueden haber pasado a la historia (la petit histoire, desde luego).

Es posible que, como colectivo, sean los peores educadores de las ultimas promociones, tanto de padres como de maestros.

La razón del descalabro -que se ve a diario en las calles y en todos los lugares públicos, aunque, por supuesto, también se pone en evidencia en los hogares y en las aulas-, la tiene el Vivetú.

Los del Vivetú lo queyono, animan a sus hijos e implícimante a sus educandos, a disfrutar lo que entienden que ellos no han podido gozar plenamente.

Es un mensaje letal, educativamente hablando, porque se superpone a la ausencia de transmisión de creencias y principios, cuestión ésta que, en realidad, viene de algo más atrás, generacionalmente (de los que tienen entre 55 y 70 años). (1)

Su concreción verbal es, más o menos, la siguiente: “Vive tú, hijo mío, lo que yo pude, lo que yo no tuve, lo que yo no me atreví. Vive tú haciendo lo que te venga en gana, porque no te voy a vigilar, porque estoy cansado, no creo en nada, nada merece la pena. Aquí el que más corre es el que más disfruta. Así que, para lo que me queda de existencia, yo me ocuparé de lo mío, y tú eres libre para hacer lo que quieras."

De poco vale que el mensaje sea complementado con este otro: "Yo ya hago bastante con darte de comer y alimentarte, y el Estado te va a dar una educación, y no te van a faltar medicinas y, si te lo arreglas bien, incluso podrás alternar el curro con cobrar del paro. Procura terminar una carrera superior, o, al menos, que tengas un oficio de los que dan pasta. Adiós".

Miremos los frutos de ese mensaje: Cientos de chavales (ellos y ellas) llenando descampados tan pronto como llega la noche, agarrados a las litronas y a las papelinas. En las casas, televisión, teléfonos móviles y ordenadores con videojuegos. En las aulas, mucho cachondeo y aprobado general.

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(1) Lo que sucede es que estas, (si consideramos que cada generación cubre un período de 5 años) generaciones anteriores fueron educadas mejor, por madres que -en su mayoría- trabajaban en el hogar y por maestros que aún se creían que había que transmitir creencias, valores, conocimientos...

Que se hayan convertido en escépticos por propia decisión, es un problema suyo; pero, en ellos, tiene la ventaja de que, al menos, saben en lo que no creen y creen conocer por qué.

N.B. Este comentario fue escrito inicialmente desde el Iphon, y rompe la tradición de empezar los artículos de este Blog con una preposición (o un trasunto de ella). El título previsto era: "Sobre la generación del vivetú loqueyono"; hemos preferido, sin embargo, no cambiarlo, para no perjudicar los enlaces que se habían hecho a él.

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