Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

A medida que se nos van ocurriendo

Se han publicado varias medidas para reducir el consumo energético y, en especial, el de derivados del petróleo. Porque aunque no tenemos problemas de suministro (ya veremos), la factura de nuestra dependencia energética exterior ha subido (los especuladores aprovechan para darle una patada a seguir al precio del barril Brent cada vez que se mueve algo en el Cercano/Lejano Oriente).

Tendemos a atribuir, tal vez equivocadamente, las decisiones desde el Gobierno, no a la clarividencia de los miembros del Gabinete, sino a su capacidad para movilizar la capacidad creativa y de análisis de los funcionarios, activada, por supuesto, con el estímulo de las ideas que provienen de las gateras por donde se manifiesta la sociedad civil, incluído en ella, las que se emiten desde las oposiciones.

Pues bien, las medidas que se han divulgado en la pretensión de la reducción del consumo de petróleo, son la demostración patente de que nuestra capacidad de creación colectiva está agarrotada, carece de señal válida.

En estas condiciones, es lógico que quienes tienen que elegir entre las propuestas que se les presenten, o promover directrices, evidencien, ayunos ellos mismos del necesario dinamismo, un panel de iniciativas incoherentes, fruto combinado de la rotunda falta de ideas y de la incapacidad de los gestores de los recursos humanos que nos sacarían del atolladero.

Sería de agradecer que, en lugar de tanta proliferación de estudios de cabezas de ratón intelectuales dando consejos sobre lo que se debería hacer o no, de tanta crítica frontal o lateral hacia cualquier elucubración que venga de contrario, pongamos orden en este gallinero, provocando un debate global, descarnado, ideológicamente neutro, cara al público, sin afeites, en el que todos los que tengan algo que decir lo expongan en positivo, nos lo cuenten sin fisuras y que un Comité de Venerables (que no sabemos dónde están, ni cómo se integraría, ni siquiera si nos importa), formado por gentes con credibilidad y con  capacidad para decidir, después de haber impulsado el debate, saque consecuencias y proponga acciones que nos convenzan.

Porque, hasta ahora, lo que trasciende es que ningún gurú, colectivo ni plataforma tiene la visión de conjunto, nadie está libre para opinar con objetividad, nadie sabe lo bastante ni poseer carisma para convencer al vecino, que se encuentra revestido del mismo o parecido oropel intelectual, y que se ha olvidado, por el paso del tiempo con la púrpura, de que debajo va desnudo.

Así que es imprescindible elevar el nivel un escalón y, para ello, los menos  indicados son quienes adoptan las medidas a medida que las van recogiendo de los despachos, de los cenobios, de la calle, sin capacidad para filtrarlos ni tiempo ni autoridad para ordenar que alguien lo haga.

Tanto nivel de mediocridad e improvisación nos aturde, nos desanima, nos asquea.

0 comentarios