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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre derecho a la información, leyes del mercado y cánones digitales

El cierre de la cadena de televisión española CNN+, perteneciente al Grupo Prisa, por falta de rentabilidad, es una de las noticias tristes de 2010.

La desaparición de esta fuente de información resulta tanto más inquietante, cuando se sabe que la banda de emisión de la cadena será utilizada para transmitir, de forma continua, esto es, durante 24 horas diarias, la bazofia intelectual y sociológica que es Gran Hermano.

Una vez más, en el campo de la información, se acude al dios mercado para justificar la pérdida de objetividad en la transmisión de las noticias. No queremos decir con esto que CNN+ representara la objetividad informativa, porque no queremos ser objetados como reaccionarios.

Sin embargo, la seriedad en la comunicación de la noticia, la voluntad de presentar a personajes y acontecimientos al margen de presupuestos ideológicos doctrinarios -incluso, aunque hubieran de considerarse así solo de forma presunta-, que venían demostrando durante los últimos doce años -los de funcionamiento de la cadena- el equipo de profesionales que trabajaba en ella, eran la plasmación de la parte que corrspondía a nuestro derecho a la información plural.

La mala noticia coincide en el tiempo con la derrota en el Congreso de la llamada Ley Sinde, que permitiría perseguir a las webs que permitieran descargas por internet de productos amparados por la protección intelectual. Como es conocido, más de 3 millones de internautas han avalado con sus firmas la negativa a la aprobación de esta Ley, que conculcaría, según expresan (entre otras ideas) su derecho a la libertad. El Partido Popular exigía para apoyar la Ley, la supresión del canon digital, que grava a priori los medios y soportes de grabación. (1)

Ambas situaciones rebelan, pues, otros tantos recovecos de la situación temperamental por la que atravesamos en España.

Por una parte, sectores amplios de la población -hay que suponer que fundamentalmente jóvenes- desean disponer de la libertad de uso de los instrumentos tecnológicos, sin importarles los derechos de autor (que surgen de la propiedad intelectual) ni la lanzada en el costado que la eliminación de controles al copieteo de obras por la vía digital supondría a la supervivencia de creativos, intérpretes, sociedades de grabación, impresión, difusión y comercialización de, justamente, esos productos de los que quieren disfrutar gratuitamente.

Por otra parte, el mercado libre va señalando las preferencias de quienes están dispuestos a pagar por la información que reciben. Telecinco es rentable, Gran Hermano es un éxito de audiencia que se reproduce, año tras año, con dotes camaleónicas y fagotizadoras.

Podríamos enumerar otros ejemplos de la misma capacidad de supervivencia que garantiza el mercado desinformado y paleto a ciertos monstruos surgidos de la ignorancia perversa, la convivencia irrespetuosa y la curiosidad enfermiza. Esos engendros nada tienen que ver ni con el derecho a la información ni con el derecho a la libertad de elección y sí, con la voluntad de los que quieren controlar, haciendo aparentemente gratuitos unos bienes de cultura y penalizando otros, las voluntades de sus hipnotizables.

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1) Habríamos querido utilizar la isofonía entre gravar y grabar: ¿Qué tal "No gravar para grabar"? o "Grabar sin gravar"?

 

 

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