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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre gestas, fútbol y misiones

Qué cabe duda que del fútbol se pueden sacar enseñanzas. Como toda confrontación, en la que dos (o más) equipos compiten por ganar, sometidos a ciertas reglas y bajo la observación atenta y crítica de otros, involucra estrategias, protagonismos individuales y esfuerzos colectivos que se pueden analizar a posteriori de acuerdo con el resultado.

El simbolismo de un encuentro de fútbol Barça-R. Madrid, cargado de intereses y emotividades que nada tienen que ver con el deporte, cobra su verdadera dimensión -ridícula- a la vista del resultado abultado que el 29 de noviembre de 2010 ha ofrecido este juego de pequeños salones que se escenifica en estadios cada vez más grandes y ante multitudes crecientemente menos inteligentes : Barça, 5-R. Madrid, 0.

Ha sido una inmensa suerte que la casualidad nos  haya ofrecido a los analistas de la realidad un resultado tan desproporcionado. Ni siquiera los más forofos del Barça y los más enardecidos simpatizantes del estilo sobrio de Guardiola y la capacidad de funcionar como equipo conjuntado de Messi y sus colegas, habrían de estar de acuerdo con que la superioridad de su equipo respecto al rival madrileño es tan aplastante. Si así fuera, no habría espectáculo, ni tensión. Apaga y vámonos.

La memoria nos retrotrae a hace unos días, cuando el presidente de Acciona, que también ejerce de presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, recogía de manos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el  premio al mejor ingeniero de caminos del año 2010. Eran otros tiempos, sin duda, en los que parecía posible hacer trascender a un terreno de juego rectangular cuestiones relativas al centralismo respecto a la periferia o, sencillamente, pretender que el éxito depende de una persona y no de la afortunada combinación de capacidades, equipos y coyuntura.

Al mismo tiempo, prácticamente, en el que el Real Madrid y el centralismo temperamental recibían tan severa derrota por culpa fundamentalmente del azar, un grupo de amigos se entregaban a la grata tarea de escuchar a Carlos Zapata, ingeniero industrial, que disertaba sobre un desconocido para la mayoría, el teniente de navío y coronel de infantería de marina Melchor Ordóñez.

La historia sucedió durante el período conocido en España como Restauración, y la aventura de Ordóñez tiene semejanzas con la del Mensaje a García. Se le encomendó entrevistarse con el rey de Annam (Siam) para negociar un tratado que permitiera la emigración de sus súbditos y la exportación de arroz.

El modo como se organizó el viaje, el planteamiento, a un tiempo solícito pero persistente en el propósito de conseguir el éxito de la compleja misión, se nos antojó a los asistentes, a toro pasado, más ilustrativo, formativo y convincente que otras hipotéticas gestas cuyo propósito es, a la postre, solo hacer pasar un rato agradable al respetable.

Porque aquello, aunque hoy prácticamente desconocido, es historia de España y, como expresó el conferenciante, "ejemplo de ciudadano, buen patriota, excelente marino y modelo de lo que puede conseguir un ciudadano solo, entregado a su empeño y a su ingenio". Lo del Barça-R. Madrid, por fortuna para los forofos madrileños, ni es historia, ni merece la pena recordarlo, salvo como ilustración de que no se deben poner símbolos ajenos en lo que es solo un juego de pelota, y ni siquiera una cuestión de pelotas.

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