Sobre los Principes de Asturias y la plebe
La selección española de fútbol ha recogido, en el teatro Campoamor de Oviedo el Premio Principe de Asturias al deporte. Fue el 22 de octubre de 2010, y todos los medios de difusión se han hecho eco de este acontecimento mundial.
Había en el acto otros galardonados menores. Gente desconocida para la mayoría del público asistente -hay que decir, no solamente ovetense; ni únicamente asturiano-, pero que también fueron acogidos con respetuosos aplausos de la educada multitud.
Estaban... Amin Maalouf, un escritor que se excusó por pronunciar un intrascendente discursillo en francés, ante su incapacidad para expresarse correctamente en español; Alain Toraine, un filósofo cuya entidad como pensador resultaba insuficiente par recibir aisladamente el premio, y que compartió con Zygmunt Bauman, otro vejete de aspecto simpático, pero que no debía de poder andar muy bien, porque se agaraba de la mano al otro, aunque debían haberse conocido para la ocasión.
Y, en fin , había más premiados, pero es imposible recordar los nombres de todos, porque no se puede estar al tanto de la cantidad de cosas de menor entidad que hace la gente por el mundo.
Fue una suerte que pudieran prestigiar los Premios Reina, Navas, Ramos, Mata (asturiano), Marchena, Llorente, Javi Martínez, Xavi, Villar, Casillas, Marchena, y, por supuesto, el gran hacedor Vicente del Bosque, que es hombre modesto y tal, pero al que da gusto oirlo hablar, porque dice verdades como puños. Y tuvo el detalle de pedir a Luis Aragonés, el anterior entrenador de la roja, que subiera al escenario del Teatro Campoamor, para compartir el éxito de estos atletas, porque él también tuvo mucho que ver en esta hazaña que, por fin, ha puesto el nombre de España donde merece estar.
El teatro se vino literalmente abajo. Hasta Don Felipe los puso como ejemplo para todos, porque nos han hecho "sentir el orgullo de pertenecer a una gran nación".
Qué pena que España no tenga científicos, técnicos, filósofos, historiadores, literatos, ingenieros que sepan estar a la altura del ejemplo que nos dan estos jóvenes que, con su entrega total, su dedicación a una vocación difícil, que exige un esfuerzo continuado son un ejemplo para todos.
Entre los galardonados en esta ocasión había un español, Rafa Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes, un médico madrileño que, no se nos tome a mal, cuando preguntamos a una persona del público sobre su identidad, nos contestó: "Debe ser alguien de la organización, ¿no?".
1 comentario
Maria -
Yo le achaco mucha culpa a los periodistas, que comentan estos acontecimientos. ¿Cómo pueden ser tan ignorantes, pretenciosos y, siento decirlo, estúpidos?. En toda la retransmisión de los premios sólo una vez se hizo referencia al valor de los intelectuales y cientificos alli presentes. !para morirse se asco!