Sobre la gestión municipal de las licencias de actividades
La regulación de la vida de los seres humanos, hasta en los detalles más nimios, es una obsesión de aquellos que, tanto si sirven al dios mercado como al más poderoso -por puro concepto- dios libertad absoluta, tienen alguna posibilidad de que lo que se les ocurre sea cumplido por sus congéneres.
En la vida municipal, los ejemplos de la lucha permanente entre orden y caos, son numerosos, y se puede constatar que, en general, triunfa -al menos en España- el segundo. Está prohibido aparcar en doble fila o obstruyendo la salida de pasos de carruajes en vados, pero se aparca. Existe una reglamentación precisa en cuanto a ruidos y el horario de silencio, pero no será extraño sufrir varias veces al día el estruendo de un escape abierto de un motorista que quiere mostrarnos su poder mental, de un vecino que prueba el máximo de su reproductor fonográfico, de una sirena que anuncia que el inútil dispositivo antirobos se ha disparado o una clínica que perturba la tranquilidad nocturna de pacientes y vecinos poniendo a tope sus obsoletas maquinarias de aire acondicionado despilfarrador.
En el campo del urbanismo y la edificación, los incumplimientos son tan flagrantes y constantes, que dan asco. Ni se respetan alturas, ni distancias, ni alineaciones. Los monumentos y eficicios inventariados se caen, con mucha frecuencia, víctimas del abandono y las inclemencias competitivas, mientras buscamos falsos cadáveres y remozamos aceras o conducciones sin pensar en el mañana, sino más bien, en las próximas elecciones o en lo dura que será la vida después de perderlas.
El Ayuntamiento de Madrid aprobó el 29 de junio de 2009 una nueva Ordenanza para Gestión de Licencias de Actividad (OGCLUA) que, en su primera fase -para actividades sin obras- entró en vigor el 1 de abril de 2010. El Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid convocó, por esta razón, a una Jornada, en la que invitó como ponentes, entre otros, al Director de la Agencia de Tramitación (AGLA).
En la Jornada, el decano del Colegio, al tiempo que anunciaba la no disponibilidad para dirigir el debate de Javier Badas -convaleciente de una operación afortunadamente sin importancia-, excusaba la no asistencia de representantes de la AGLA. La razón era la creación de una ECLU, empresa filial del Colegio de Ingenieros Industriales, que se había creado recientemente, justamente al abrigo de la OGCLUA y la posible malinterpretación de esa comparecencia en el debate, al ser los organizadores, parte también en la materia.
Ya imaginamos que el lector estará a estas alturas del Comentario algo empachado con las siglas. Una ECLU es una empresa privada, habilitada para intervenir en el proceso, que verifique, de forma imparcial, ciertos controles determinados por la Ordenanza.
Los esfuerzos de los conferenciantes por aclarar aspectos de la OGCLUA tropezaron con dos escollos, que no resultaron sorteados con pleno éxito. Uno, propio de lo farragoso del propio asunto, en el que no resultaban plenamente comprensibles -al menos, para los neófitos-. Los conferenciantes ofrecieron su mejor voluntad, pero se perdieron a menudo en galimatías que se nos antojaron aburridas.
El otro escollo apareció desde el público, y daría qué pensar. Fueron varios los intervinientes que apuntaron hacia la corrupción del Ayuntamiento en el tema de licencias y, en otro orden pero en la misma dirección, respecto a la falta de uniformidad de criterios que se estaban aplicando.
En fin, para no hacer la referencia muy larga, queden aquí apuntadas algunas frases de la Jornada, que los especialistas podrán ampliar o contrastar en foros especializados:
"Ahora la Comunicación previa no es una licencia, implique o no la realización de obras...El caso de la vivienda es un tema aparte, aunque se está trabajando en un refundido de la ONTLU (Ordenanza del uso de viviendas sin actividad" (Angel Rubio).
"Se exige un cambio de mentalidad respecto a las ECLUS. Se exige celeridad. Cuestan verdaderos esfuerzos que todo engrase, para que lal licencie esté en menos de un mes, pero se está cumpliendo" (Javier Aramayo).
"La agencia adolece de falta de medios, tiene necesidades informáticas y precisa rodaje" (Antonio Retamal)
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