Sobre la libertad para la abogada Carrascosa
Lo que está sucediendo con María José Carrascosa, abogada valenciana encarcelada en Estados Unidos, clama al cielo. Está en prisión porque el Tribunal Federal de Nueva Yersey no reconoce la sentencia de un tribunal valenciano, que otorgó en julio de 2005 la custodia de la hija que tuvo con un norteamericano, denunciado como maltratador.
La madre no quiere entregar a la niña a su padre, y, por ello, es acusada de secuestro en los Estados Unidos y, dado el riesgo de fuga, se la mantiene encarcelada. La niña vive con los abuelos en España, que asisten, consternados e impotentes al deterioro físico de su hija, operada de tumor de páncreas y víctima de un intento de envenenamiento, denunciado en diciembre de 2005 ante el Juzgado de lo Penal de Valencia. El presunto culpable es Peter Innes, el ex.
La situación de Carrascosa tiene un protagonista seudojusticiero, defensor ante todo de la superioridad de la raza norteamericana a despecho de los indios españoles, que es el juez Edward Torack, del condado de Bergen en Nueva Jersey, que no reconoció el dictamen español y concedió la custodia de la menor a su padre.
Cuando la abogada regresó a Estados Unidos, pensando que le iba a ser sencillo demostrar que la niña debería estar con ella, se le requisó el pasaporte y se le conminó a entregar a la niña antes del 31 de agosto de 2006. Como se negó a recoger a la niña en España y cederla al maltratador, fue condenada a prisión -indefinida- por secuestro y desacato a la autoridad.
El asunto reclama la intervención diplomática española. Lo reclama desde hace tiempo. Para movilizar a los servicios Exteriores españoles, la familia, los simpatizantes del caso, la Asociación de Mujeres Maltratadas, múltiples colectivos feministas y colegios de abogados, exigen la puesta en libertad de María José Carrascosa. Pero no ha valida, hasta ahora, ni la solicitud de habeas corpus, n nada.
Libertad para María José Carrascosa, ya.
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