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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre las palabras inútiles

Una de las razones por las que el español resulta una lengua tan fácil de aprender para un extranjero, es que una buena parte de las palabras de uso común las utilizamos juntas, nos salen del cerebro a la lengua de dos en dos o por tríos, como cerezas que extrajéramos de un cesto. Por eso también, al oir a algunos foráneos expresarse en nuestra lengua, aún reconociendo la correcta estructura formal de lo dicho, puede no entenderse nada, como si el conjunto de palabras tuviera un contenido hueco.

La manera más rápida y simple de encontrar ejemplos de ese acervo popular de vocablos que constituyen lugares comunes del lenguaje, es decir, cuyo significado es mucho menos ambicioso que lo que se podría deducir por lo ampuloso del significante, resultando incluso vacíos, nos lo proporcionan los discursos y declaraciones de los políticos. Ellos, como gente avezada en el mucho decir, tienen siempre preparada una batería de frases inanes, insulsas, romas, míreselas por donde se las mire, y a las que aduden recurrentemente como quien echa mano del versátil bálsamo de Fierabrás, válidotanto para curarse tanto una verruga como de un golpe con la mesa.

Las frases de los personajes públicos se pueblan de "permanente contacto", "logro insuperable", "situación controlada", "íntima satisfacción", "daño inevitable","intensa cooperación", "pérdida irreparable", "lazos profundos", "medidas acertadas" y "ocasiones irrepetibles". Por ejemplo. Si se analizan con un mínimo de crítica, ninguno de los adjetivos tiene sentido lógico respecto al sustantivo al que pretenden cualificar o, en otros casos, añaden nada -más bien, restan- a la comprensión del mensaje.

Hay que creer que el uso de esas expresiones manidas facilita el que el cerebro se concentre en el hallazgo de las ideas más originales. Algo parecido debía de sentir Manuel Fraga (aquel político que llegó a tener el Estado español en la cabeza, antes de que se desmembrara en autonomías) cuando decía a un adoctrinando: "Mire usté, si no se le ocurre nada acerca de un tema, empiece diciendo que las vertientes del caso son tres: ya verá cómo se le ocurren tres opciones sobre la marcha. Porque todas las cosas tienen tres posibilidades".

En el lenguaje periodísitico, no les van/vamos a la zaga de los que están obligados a hablar aunque ocasionalmente no tengan mucho qué decir. de los que lo usan/usamos como herramienta central del oficio de escribir para poder comer aunque tampoco haya mucho que contar. Tenemos un acopio de "abismos insondables", "recuerdos imborrables", ", "exposiciones brillantes", "oportunidades perdidas", que mezclamos en "permanente contacto", parra salvar la "torpeza injustificada", además de echar mano de "algo de consuelo", "medidas del caso", para conseguir ver al "peligro conjurado", y no tener que expresar "lo siento en el alma", ni sentir "amor a primera vista" u "odio enfermizo", que son, naturalmente, también utilizados por el pueblo en sus conversaciones a diario.

Desde luego, mirado de otra forma, puede pensarse en la riqueza de nuestro lenguaje. Desde luego. También, en la facilidad con la que pretendimos sugerir, sin más que mezclar dos palabras al azar, algún pensamiento. Tal vez alguna de las palabras de esas frases sean inútiles. Tal vez lo que suceda es que el pueblo que concretó la lengua española, a lo largo de los siglos, tenía alma de poeta.

(En el día en que falleció Miguel Delibes, -12 de marzo de 2010-, frustrado Premio Nobel de Literatura, autor inolvidable de "Los santos inocentes" (sobre todo, conocido por la película), maestro insuperable del bien decir y escribir, hoy ya en el eterno descanso, recogiendo a raudales los merecidos elogios, -que, desgraciadamente, solo podrá escuchar desde ahora en adelante donde quiera que esté, habiéndonos dejado a sus fieles admiradores, huérfanos desconsolados de su docto magisterio, con la amarga sensación de pérdida irreparable, por ser tan irrepetible escritor, vallisoletano ejemplar, maestro de generaciones, infatigable amante de la naturaleza, inspirado escritor, andariego incansable, etc.)

1 comentario

María -

Los politicos, ¿por incultura, mala intención?, distorsionan a veces los adjetivos con unos fines que prefiero desconocer.Dos ejemplos: Bandera castellana, para referirse a la española y Miguel Delibes, escritor castellano.
¿Yo seré sólo asturiana?
María