Sobre el Programa de estabilidad de Grecia y las barbas del vecino
El 3 de febrero de 2010 la Comisión Europea adoptó varias recomendaciones dirigidas con la intención de que el déficit presupuestario de Grecia se sitúe por debajo del 3% del PIB en 2012.
Cuando el Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios Joaquín Almunia las comentó en la rueda de prensa de ese día (en lo que se llama en el argot periodístico de los insiders "misa de doce"), no ocultó que "algunos países en la eurozona comparten problemas comunes, fundamentalmente, España, Grecia y Portugal -a los que se podría añadir algún otro- que les provocan permanente pérdida de competitividad (...)"
El asunto es muy delicado. El gobierno griego había sometido a la Comisión su programa de estabilidad para el período 2010-2013, que contemplaba la reducción del déficit presupuestario en 4 puntos en 2010 (actualmente está en 12,7% del PIB), pretendiendo llegar al 2% en 2013. Para ello, entre las múltiples medidas fiscales, sociales y políticas, se compromete a suprimir la incorporación de nuevos funcionarios en 2010 y a contratar solo 1 por cada 5 que se jubilen.
La Comisión realiza una crítica del Programa, apoya las anunciadas y aconseja nuevas medidas restrictivas, además de iniciar un procedimiento de infracción, por considerar que Grecia no cumple con sus obligaciones de hacer públicas estadísticas e información relevantes, ni auxilia adecuadamente a los funcionarios comunitarios en su labor de recopilación y análisis.
Cuando se analizan los dos artículos del Tratado que se han utilizado por la Comisión para justificar esta, hasta ahora, insólita, injerencia en asuntos propios de un Estado miembro - el 126.9 y el 121.4-, comprendemos mejor que el mensaje del Comisario va dirigido también a España y que las barbas peladas del vecino griego son un antecedente inmediato del Informe que recibirá el gobierno español, aún convencido de que "se está haciendo lo que hay que hacer".
Pero Joaquín Almunia hace tiempo que se ha situado en el centro del cerebro europeo, y allí las cosas se ven con ojos franco-alemanes, y la estabilidad del euro y la competitividad internacional de estos dos grandes, ahora que le han cogido el tranquillo a la recuperación de la economía, no puede verse amenazada por "deficiencias estadísticas, institucionales y de gobernanza".
Por cierto, entre los países europeos que están en la lista de los que serán regañados, no figura Italia, que ha solventado la crisis con más éxito.
Una de las singulares medidas adoptadas por el presidente Berlusconi ha consistido en conceder una amnistía fiscal para que se pueda acceder a la repatriación de los capitales acumulados en el extranjero, y por los que no se había tributado ni declarado: un deseo reiteradamente expresado por bastantes emigrantes españoles que han vuelto a su país, pero mantienen sus ahorros, conseguidos, desde luego, por su trabajo y actividad en el exterior, en cuentas en paraísos fiscales o en entidades bancarias, de forma opaca a la investigación fiscal.
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