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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los riesgos de no apoyar la energía nuclear

En la interesante exposición de argumentos que los días 28 y 29 de octubre de 2009, por la que muy cualificados conferenciantes respondieron a la convocatoria del Consejo Superior de Ingenieros de Minas de España para debatir sobre Estrategia energética, aparecieron muchos de los contrasentidos que se han introducido en este momento en el debate energético. Algunos afectan, y directamente, a la posición respecto a la energía nuclear.

No es un Comentario rápido en un cuaderno digital el lugar adecuado para concentrar todas las teorías, paradigmas, verdades y falsedades en torno al tema.

La intervención de los políticos con la que se cerraron las Jornadas (que concluyeron, desde luego, con la clausura oficial y el resumen -animado con notas propias- del ingeniero de minas Pedro Larrea, que actuó de relator) demostró que la posición de nuestros representantes populares está emponzoñada en un doble sentido: la intoxicación informativa, en un tema en el que no se han dejado aconsejar por los expertos, y la alineación, en terrible error ideológico, de las posiciones teóricamente de izquierdas con el rechazo a la energía nuclear y la defensa de las energías verdes como la apuesta única que habrá de salvarnos el futuro.

La tremenda paradoja, el descomunal despropósito de abominar desde la izquierda española de la energía nuclear , lo expuso, en pregunta-reflexión a los parlamentarios que intervinieron al final de las Jornadas técnicas, un ingeniero de minas de excepción, que se declaró socialista de carné con solera, admirado desde todos los sectores, y que será nombrado ingeniero del año por el Colegio de Ingenieros de Minas de Centro: Juan Manuel Kindelán.

Kindelán deshace, desde el conocimiento de la cuestión, las dos falacias respecto a la energía nuclear: son seguras y el tratamiento de los residuos tiene solución, y la tendrá, plena, en muy pocos años, si se sigue avanzando en el buen sendero de las investigaciones ya muy desarrolladas.

Y no tiene sentido económico ni social, apostar por un modelo energético sesgado hacia las energías llamadas verdes, que, hoy por hoy, no pueden abastecer autónomamente nuestras necesidades, a las que se está beneficiando con subvenciones que apoyan la producción -4.000 millones de euros anuales- y no la investigación (caso de las eólicas, tecnología madura), despreciando la importante posición de prestigio y saber hacer, reconocido internacionalmente, de nuestros expertos nucleares y de las empresas que suministran energía de base nuclear.

 Juan Manuel Kindelán calificó de "grotesca" la posición asumida desde los partidos de izquierdas españoles, IU y PSOE. Muy poco antes, el representante del PSOE en la mesa de debate, Jesús Arique, había manifestado -sin sonrojarse ante la protesta masiva de los expertos presentes en la sala- que, a diferencia de las centrales nucleares francesas, las españolas no tenían flexibilidad productiva y debían funcionar de forma permanente.

Gaspar Llamazares, en un discurso serio, desde luego, pero políticamente sesgado, recordó que en Garoña, entre los ciudadanos de los municipios que se oponían al cierre de Garoña, estaban también los que habían manifestado su protesta porque se instalara en uno de ellos el depósito de residuos nucleares.

Lo que se olvidó de indicar, como también omitió Arique, es que la ciudadanía responsable se pregunta también por las compensaciones que se prevean para los sacrificios que pueda exigir la solidaridad. No se puede pretender que en un debate lleno de confusión, unas poblaciones asuman los perjuicios sin obtener, a cambio, satisfacciones en lo que importa: seguridad de futuro, trabajo y garantías.

Los riesgos de no apoyar la energía nuclear, anatematizándola, son los de atrasar la recuperación de España, dificultar, por el encarecimiento de la tarifa eléctrica, la competitividad de las empresas, y generar falsas expectativas de actividad y empleo, creyendo obcecadamente que se puede adquirir una posición relevante en el mercado de las energías alternativas, sin advertir que las empresas eléctricas no tienen corazón social, y que se adaptarán a la ideología política imperante.

Lo expresó muy bien, contrariamente a las medias palabras de los representantes parlamentarios -sobre la posibilidad de incluir en el Pacto de Estado por la Energía la producción nuclear-, otro ingeniero de minas, José Luis G. del Valle, ex- presidente de Scottish Power y consejero delegado actualmente de Iberdrola (con otra dicción, pero esta idea): Las empresas no tienen preferencias respecto a una fuente de energía; están preparadas para adaptarse a la filosofía política imperante en cada momento, y no pueden descuidar ninguna, porque cada país es diferente, y toma sus decisiones de forma oportunista, como le conviene.

 

1 comentario

Manuel -

Querido Angel: Desde aquí y de una forma casi pública, felicitar al colectivo al que perteneces por la demostración palpable que ha efectuado estos dos días acerca de lo que un país necesita para establecer criterios de profesionalidad sobre el futuro de nuestro sistema energético.Sin duda alguna seguiremos dependiendo del 'catón' ideológico del Presidente de turno y nunca de la ciencia. ¡Qué le vamos hacer!. ¿Llegaremos algún día a depender de la cohrencia y no del agitador social al uso?