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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la urgente necesidad de reformar los partidos políticos

La idea no parecía mala, solo que se adulteró en poco tiempo hasta límites insospechados. Escribimos sobre los partidos políticos. En general, sobre todos. En particular, sobre el caso español.

¿Cuál era la idea? Estructurar básicamente la participación ciudadana en torno a los partidos políticos, haciéndolos el eje de la vida pública. Conseguir que, desde una desmesurada fragmentación ideológica, la madurez conseguida en pocas elecciones acabara seleccionando dos grandes opciones, una ligeramente a la derecha y otra ligeramente a la izquierda de un centro dinámico, que se alternaran en el poder.

No hacía falta ni escribirlo, pero el atractivo que supone servir a la causa pública, serviría de acicate suficiente para que algunos de los mejores, y. desde luego, entre los más capaces, se sintieran atraídos por la carrera política e, incluso los que se hubieran mantenido independientes, se verían muy honrados si fueran llamados algún día a un cargo público.  

El sueño se desvaneció pronto. El "caso español" tiene, entre otras singularidades, el que la plataforma política se configuró en torno a partidos bastante jóvenes, surgidos a raiz de la democracia, una vez desaparecido en su cama, rodeado de casi todas las bendiciones, el régimen de Franco.

Si tratamos de descubrir los puntos de enlace de los partidos actuales con los que existían antes de la guerra incivil, encontraríamos entre estox y aquellos muy pocas semejanzas. Solo imaginarias líneas de conexión, posiblemente interesadas, en cuanto a ideologías, posiciones y creencias.

Máquinas de acceso y mantenimiento en el poder. Monstruos que necesitan el alimento continuo de dinero, siempre escaso para sostener el entramado, cada vez más oscuro, incluso para algunos de los que pretenden estar arriba y dominarlo todo.

No hace falta dar un repaso a la Historia. Nos contentaremos con mirar hacia lo que poco defienden ideológicamente, la escasa coherencia interna de lo que expresan, la poca transparencia de lo que les impulsla. ¿Cómo se construyen las ideas y los programas de los actuales partidos que pugnan por el poder en España?. ¿Qué guía a quienes conforman la mayoría de sus órganos directivos y controlan las decisiones estratégicas?. ¿Cuál es el debate?

Fundamentalmente, el interés personal de los que mangonean los partidos, su exclusiva "carrera política". Por eso les es imprescindible mantenerse en la línea de la hipotética representatividad. Viven de eso.

Y cuando han tenido la suerte de, por haber ganado su partido las elecciones, auparse en el poder real, o mejoran su posición económica desde entonces, o la podrán rentabilizar después, trabajando para alguna entidad privada o parapública que les nombrará para un cargo directivo desde el que podrán sacar tajada a lo que han aprendido dirigiendo los bienes de todos.

Los partidos, estas maquinarias de reproducirse a sí mismas han desplazado su centro de gravedad hasta conseguir situarse en el centro de lo anodino, allí donde soplan los plácidos vientecillos de la mayoría silenciosa, que es la de amíquemeimporta y todoslospartidossoniguales.

Una mayoría que no se asombrará por nada ni por nadie, porque tiene bastante con que no le quiten el lugar conseguido, quién sabe cómo, cuándo o dónde, junto al pesebre, su particular pesebte, y que no moverá ni un dedo, salvo lo que pueda llevarse a la boca o al bolsillo.

Es urgente la necesidad de reformar los partidos políticos.

No nos referimos a hacerlo desde dentro. Hay que hacerlo desde fuera. Propiciando movimientos ciudadanos que consigan mover esta masa pastosa.

Aprovechemos el momento. Ahora que parece más preocupada por saber quién se ha enriquecido más con el dinero de todos, que en resolver de manera inteligente la forma de salir de los problemas principales que tenemos los demás, démosles un escarmiento.

Porque han de enterarse de una vez cuáles son nuestros temores: conseguir un empleo, lograr la estabilidad en el que tenemos, proteger la viabilidad de nuestra empresa, pagar las nóminas a fin de mes, no sentirse abrumado por impuestos que no sabemos a qué se dedican, orientar efizcamente nuestra formación para el futuro, garantizar nuestras pensiones en el futuro, mejorar la sanidad y la enseñanza, encontrar un enlace que no sea fantasioso con la política internacional, defender nuestro ambiente sin despendios ni ejercicios para la galería y menos para el amigo americano, controlar el precio de la energía y aún más su despillfarro, mejoracontrolar los servicios públicos, motivar a los funcionarios, erradicar la corrupción y, en fin, defender la solidaridad del modelo de Estado, en el que los que más tengan -las regiones, también, y sobre todo- pongan más para los que más necesitan. No como un regalo, sino como una obligación ética.

Hay tajo, hay tela.

1 comentario

Guillermo Díaz -

Comparto tu idea de que es urgente una reforma política y los ciudadanos deberíamos de movilizarnos.
Estamos inmersos en una clara "politocracia" donde la política es una profesión, donde los políticos persiguen sus propios objetivos y no los de los ciudadanos a los que representan, donde muchos políticos se corrompen tras algunos años en el poder.
Han desparecido las ideologías, ha desaparecido el interés público, ha desaparecido la honestidad. Sólo prima el acceder al poder, mantenerse en el, y sacar el mayor partido personal posible.

Yo apostaría por una reforma en la que los políticos sólo pudieran permanecer cuatro años en el cargo, en la que se modificase el actual sistema electoral que da un poder desproporcionado a partidos nacionalistas y en el que a través del bipartidismo se produjera una clara alternancia política.
Pero, lo dificil de todo esto es conseguir "decencia" en los políticos.