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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre las aguas de Barcelona

Barcelona anda escasa de agua. Es un problema común a todas las ciudades que han crecido sin tener al lado un río caudaloso. Se podría argumentar, apelando a la intuición historicista, que lo que le sucede es que está mal situada. Demasiado cerca de la frontera con el enemigo histórico, limitada al este por un mar lleno de guerreros y cola de una comarca rica en donde se asentaron poblaciones prósperas y, a la larga, terriblemente contaminantes del sufrido Llobregat, sus afluentes y compadres.

Madrid, que no tiene río, y más que duplica en población a Barcelona, anduvo más previsora. Implantada desde la nada, ha resuelto el problema del agua desde los tiempos de Isabel II, a base de captar las aguas de los alrededores y conducirlas hasta el punto de consumo con largos canales para llevarla a la boca, y no para regar secanos.

El denominado Grup de l’Aigua –que forman diversas instituciones empresariales, comandadas por la Cámara de Comercio, los empresarios catalanes más dilectos y, por supuesto, Aguas de Barcelona (léase Aigües de Barçelona)– está preocupado porque entienden que la ciudad condal no ha solventado su problema con el agua.

Están en desacuerdo, sin embargo, con que la desalación sea la solución rentable y adecuada para el païs.  Podría serlo para Valencia y para otras zonas del Levante español , pero no para ellos. Han calculado que para obtener 200 hm3 de agua desalinizada al año -el déficit estimado- se consumiría el 5,5% del total de energía eléctrica aportada ahora a las comarcas de Barcelona y el Bajo Llobregat. Y costaría mucho dinero: a 0,60 €/m3, serían, por ejemplo, 120 millones de euros.

No creen, además, que la reutilización de las aguas residuales provenientes de las depuradoras aporte cantidades significativas al consumo -¿mejor entregarlas al Mediterráneo?-, y proponen, en consecuencia, que se realice el trasvase del Ebro de una vez y que no se descarte la traída de aguas desde el Ródano.

Se reabre, así, la caja de los truenos regionalistas por el agua. Porque la propuesta entra en colisión frontal con la política del gobierno central y ha sido asumida, ahora, por el Govern de Montilla que acaba de firmar el Pacto Nacional de Infraestructuras..

El informe se realiza de la mano y cerebro de una de las empresas que más saben del agua en España. Aguas de Barcelona, cuyo propietario principal es, aunque se esfuerce en ocultarlo, La Lyonnaisse des Eaux, que, Dieu soît benît, lleva la gestión de aguas de Marsella, en comandita con el otro gigante francés del agua, La Compagnie General des Eaux, hoy Vivendi o Veolia.

Es una pena que Vivendi no sea hoy más que socio residual del otro grupo con sede en España con el que tuvo un acuerdo próximo a la fusión, FCC.Ninguno de los dos tienen una experiencia importante en desalación, proceso que han despreciado olímpicamente, dejando el camino expedito a Ferrovial y Entrecanales (hoy Acciona), más próximos a las ideas que bullen en el Partido del Gobierno, PSOE, y que se han plasmado en el programa A.G.U.A.  

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