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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre basura, caca y bolsas en Madrid

Madrid es una ciudad sucia, polvorienta y ruidosa. Tiene indudables encantos, pero no resultan muy visibles, salvo que se la contemple con la condescendencia natural del madrileño, una condición humana inexplicable para foráneos, que es una combinación del quémecuentas, yatelodecíayo y nosédóndevamosaparar.

El caos lleva tomando posiciones dominantes en la ciudad desde hace muchos años, y gracias a la fuerza destructiva de los nuevos equipos y maquinarias, a la aparentemente inmensa capacidad de endeudamiento  basada en la credibilidad de los contratistas de que la Administración de una ciudad no puede quebrar, al plan E, al COI, al Real Madrid, al Ministerio de Fomento, al tráfico, al madrileño, a todo el que pasaba por aquí y al alcalde, -este último. empeñado en meter el Estado en Madrid, pasando por su cabeza-, se ha impuesto la sensación de que esta villa del oso y del madroño no tendrá solución ya nunca.

De Madrid, al caos. La villa del foso y del quécoño.

Ya lo dice el refrán, si llueve como si hace aire, lo culpa la tiene el alcalde. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, necesitado de dinero para llenar algunos agujeros por donde se le estaba viendo demasiado la desnudez del edificio financiero de la ciudad, ha recurrido a la basura, para recuperar una tasa que se había suprimido, en una ciudad cuyos habitantes ya padecen demasiadas penalidades síquicas, físicas y económicas.

La tasa de la basura, supondrá -si el PSOE no lo remedia y esos 100.000 folletos informativos para recurrir el tributo al desmoronamiento económico de la ciudad- una inyección menor de aire monetario para una ciudad que se ha convertido en perdedora.

Es un paso atrás respecto a los argumentos empleados para la subida del ibi en 1986. Y su efecto económico real es seguramente pequeño. Si la media de la tasa fuera de 50 euros por familia y todos pagaran se alcanzarían los 50 millones de euros de recaudación (1 millón de familias).

Peanuts. Naderías, alpiste para el canario, para Madrid, que está endeudada en más de 8.000 millones de euros (por encima del 160% de los ingresos corrientes), y cuyo déficit crece a un ritmo superior a los 1.500 millones de euros cada año.

Madrid ha perdido la organización de los Juegos Olímpicos, sí. Y con ellos, 40 o 50 millones de euros. ¿Son los que se pretende recuperar con la tasa de basura?. No sería lo más grave.

Lo más grave es que Madrid ha perdido, sospechamos que para siempre, la ocasión de convertirse en una ciudad agradable para vivir el futuro. Los que hemos vivido en Madrid en estas décadas hemos soportado obras y penurias inenarrables, creyendo que la ciudad iba hacia buen sitio que podríamos dejar a nuestros hijos, a pesar de que la juventud hace ya tiempo que abandonó esta ciudad para ir a vivir a su periferia.

La tasa de la basura es el testimonio de la derrota. Se nos han caído las telarañas de la ilusión. La ciudad se nos ha llenado definitivamente de caca -ya no de perro- y no tenemos bolsas para ocultar el desprópósito. 

Madrid, caca, culo, pis.

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