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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la prevaricación de los jueces y la capacidad de asombro de los administrados

El Tribunal Supremo ha admitido a trámite una demanda contra el juez Baltasar Garzón, por prevaricación. ¿Delito?. Sospecha fundada -fumus boni iuris-  que se empeñó sabiendo que no tenía competencias, en querer abrir las fosas de los fusilados y, con ellas, mantener también abiertos los juicios de valor sobre quienes ganaron la guerra incivil y sus razones.

Ay, Baltasar, Baltasar, qué pena honda. No es competencia suya ni de nadie perseguir la paz de los muertos, y en especial si se sospecha que están enterrados al lado de Federico García Lorca, el homosexual español que mejor escribió poemas sobre la mujer infértil, los gitanos, el desamor y la guardia civil.

Ay, Baltasar, qué no se subleven los tataranietos de Camborios. Porque sería una maldad asociar a una conspiración el que la petición de que empapelen aún más al juez más trabajador de esta piel de cuadrúpedo, la haya cursado Manos Limpias. Como si fuera necesario demostrar que la Etica española ha sido siempre total - y superior, por tanto, a toda Etica universal, incluída la de Kant,  y no precisa inspirarse en ningún grupo neofascista italiano.

Desde una orilla del abismo  se objeta, sin embargo, que esa asociación de pejigueros que no quieren que la justicia se salga del guión que a ellos les apetece, está un si es no es vinculada al PP y que su insólita propuesta solo pretende desacreditar a la judicatura de izquierdas, si es que tal cosa existe.

Desde la otra orilla, se asevera que la situación procesal de Garzón, queda ahora equiparable a la del presidente Camps y que el juez valiente entenderá ahora que también hay interesados en hacerle a él los trajes a medida.

Si se añaden a las noticias sobre fútbol, las de los casos relacionados con la aplicación regular o irregular del Derecho, prácticamente se cubre la mitad de lo que se pretende que ocupe la atención de los españoles. Puede incluso parecer que es imprescindible ser jurista todo-terreno para entender mejor lo que está pasando en el país. Lo explicamos: la eterna vocación de las dos españas a buscarse las cosquillas.

En fin, no en vano las legislaturas ya no se conciben como momentos para hacer, sino para legislar y, lentre ley y lechuga, ir de paseo por los juzgados, ora como imputado, ora como testigo y otrora como portavoz bien de un interés legítimo o de una mala uva inconciliable.

Como ejercicio diletante y clara intención compensatoria de lo que el otro tiene ganas de enseñar de los trapos sucios del vecino, los dos partidos mayoritarios se han lanzado a sacar casos de corrupción de la casa de enfrente. De momento, se andan por las ramas, pero como estamos en crisis profunda, la cosa promete mejorar: como distracción, tendremos espectáculo con el garrote.

No todo es, sin embargo, labor de destape, sino que también hay que trabajar la ocultación. Junto a las voces que advierten al que se aventura de que que tenga cuidado de mirar bien por dónde mete el pie buscando donde otros metieron, al parecer, la mano, hay que tratar de que la cortina de humo se haga muy espesa para camuflarse en la escapatoria.

Dos peccatas minutas. El vicepresidente de Gobierno, Chaves, quedó envuelto en las redes de Casandra, por un lío de subvenciones millonarias que se concedieron a la empresa en la que trabaja ahora una hija suya como asesora jurídica. El presidente Zapatero se obstina en utilizar el avión oficial para asistir a mítines del partido, a pesar de que le consta que así le da munición a Aznar, que se pagaba los viajes equivalentes con lo suyo.

Porque, a no dudar, todo quedará en agua de borrajas. Como se generan, los humos, se disipan en la confusión y en el olvido. El ex ministro Trillo estuvo detrás, ordeno y mando, pero se salió de rositas, en el proceso por la inidentificación de los militares que fallecieron en el accidente de un avión Yack en Turquía. ¿No era ése un armatroste  que no cumplía con las exigencias de seguridad y, a riesgo de caerse, permitía sostener el presupuesto de Defensa?.

Incluso se especula con que el juez que está por encima de los que juzgarán a Camps es amigo íntimo del President, y que lo quiere, por tanto, aún más que un güevo...

La prevaricación de los jueces puede diluirse en un instante, pero la capacidad de asombro del personal resulta inagotable.

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