Sobre el consuelo del circo
La recién nombrada ministra de Economía española, Elena Salgado, en las primeras entrevistas concedidas, ha puesto sobre el tapete político una de las ideas filosóficas que, en sintonía clara con el presidente de Gobierno, señalará su programa.
Preguntada acerca de si aconsejará a los españoles que se abrochen los cinturones (expresión simbólica por la que se viene admitiendo que hay que reducir el consumo irresponsable, cobrar menos y trabajar más) ha declarado que: "No es hora de pedir sacrificios a los españoles . Lo que hay que hacer es difundir entusiasmo" (El País, 12 de abril de 2009).
Cuando se compara la declaración con las que venía realizando últimamente su antecesor en el Ministerio, Pedro Solbes, se advierte que, más que una fórmula de naturaleza económica, lo que ha pretendido la nueva ministra es señalar un cambio de tono.
Nada de pensamientos quejumbrosos. Alegría. Optimismo. Entusiasmo.
Más circo, pues.
Aunque nos da la impresión que el pan y el circo no son magnitudes recíprocamente compensables. Pero por intentarlo...
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