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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la reproducción asistida: legislación y realidad

La reproducción humana asistida, entendiendo por tal, las prácticas de fecundación y desarrollo embrionario en laboratorio, para su implantación posterior en el útero de la futura parturienta, está llena de misterios.

Los oscurantismos no provienen de la metodología, porque, técnicamente, no tiene muchos. Desde hace más de un siglo se vienen realizando experiencias con éxito en mamíferos, y está perfectamente documentado que existen muchas opciones de que un embrión de pocos días implantado en el útero prosiga su desarrollo normal, en una gestación sin más complicaciones que cualquier otra.

La cuestión tiene, sin embargo, otras vertientes mucho más controvertidas. La extracción de material genético, la fecundación en el laboratorio, la selección de embriones, la implantación en la futura gestante de un número que garantice el embarazo forzado, etc., plantean debates éticos, médicos y jurídicos sustanciales. Lo cual no impide que se haya generado un gran negocio en torno a la fecundación in vitro, que es como se llama pedantemente a la fertilización de los óvulos en un tubo de ensayo.

Para dar una somera pincelada sobre la variedad de cuestiones que se plantean, recordemos que la fertilización en laboratorio no está aprobada por la Iglesia católica, . Puede parecer un tema menor, pero es una situación que se oculta a las gestantes creyentes. Los embriones desechados, mueren.

Hay más, mucho más. a) El mantenimiento de los preembriones por encima de 14 días, la implantación de un número superior a tres embriones en cada inseminación, o la mezcla de material genético de varios donantes, por ejemplo, son contraventoras de la Ley 14/2006 (que derogó la "pionera" Ley 35/88, controvertida desde múltiples ángulos). b) La autorización de muchos de los centros no existe, es provisional o contiene increíbles irregularidades. c) Se hace publicidad para captación de donantes de óvulos o semen, y, además, son remunerados "por sus molestias, pérdidas de horas de trabajo y desplazamientos", en contra de lo previsto por la legislación, que ordena que la donación sea desinteresada. d) La custodia del material genético y la identidad de los donantes plantea múltiples interrogantes respecto a su fiabilidad y control (p.ej. un mismo donante puede donar como máximo seis veces, lo que obliga a mantener un archivo central e intercomunicado de donantes) .

La posibilidad de que el espermatozoide fecundante o el óvulo receptor, o ambos,  provengan de personas diferentes a los futuros padres, y la posibilidad de investigación de la paternidad natural en casos determinados, abre, por sí misma, interrogantes  que no se resuelven únicamente con el -¿existente y eficaz?- control de los Bancos de donantes, fenotipos, o procedencia del semen y ovocitos.

En fin. Muchas parejas, deseosas de tener hijos pero con alguna incapacidad para tenerlos, están dispuestas a someterse a un proceso largo, y costoso, para obtener su sueño. Entre 4.000 y 7.000 euros (incluso más) cobran las clínicas de fertilización por cada tratamiento, al que hay que añadir, la repetición del proceso si el primer intento resulta fallido, la supervisión del embarazo y, por supuesto, el parto...

Una vez más, la satisfacción de un deseo humano se ha convertido en próspero negocio para otros. Unos cuantos semidioses con bata verde amasan o ayudan a amasar fortunas vendiendo con palabras rimbombantes un procedimiento sin mayores misterios, pero con mucha controversia ética, legal y social.

 

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