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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre lo que compramos con el periódico

Las empresas que fabrican diarios de papel no saben ya qué hacer para convencernos de que compremos el periódico. Más fútbol y baloncesto, menos internacional, más noticias locales, más chismorreos de toreros, cantantes o políticos, menos economía, menos cultura, más sangre. Más páginas, menos páginas...

No hay razón alguna, en realidad, para gastarse ni en un euro en un periódico.

Las noticias más importantes se pueden conocer, mucho más cómodamente -al estar resumidas-, por medio de la radio, la televisión o por internet. Este último instrumento, tiene la ventaja de que se puede utilizar, sin levantar sospechas de inactividad, con el ordenador del trabajo. 

¿Artículos de opinión?. Sin necesidad de expresar que no habrá con quién discutirlos, los comentarios de los periodistas y otros aficionados a escribir, son publicados el día antes por los interesados en que los lea, al menos, alguien, en sus propios blogs. En todo caso, la mayor parte de las cosas que se escriben para publicar en letra impresa en los diarios se podrán comprar, antes de que acabe el año, por cuatro euros, recopiladas,  con su índice y todo, editadas bajo portadas muy atractivas y, en general, corregidas las faltas de ortografía.

Pero es que, además, si quieres enterarte de algo por comentarios libres de toda servidumbre y, tal vez, incluso técnicamente bien construídos y documentados, no tienes más que bucear por internet. Si lo deseas, puedes recibir en tu propio ordenador la noticia inmediata de que se publicó algo en cualquier lugar del mundo de un tema que te interese. Un avisador -como cacareo de gallina informática- te pondrá al tanto de que un bloguero, articulista, aficionado, gurú o cretino, ha puesto su huevo en algún cubículo de la web (que, si te molestan los neologismos anglóginos, puedes llamar red).

En fin, a lo que íbamos. Como no les quedaba otra remedio, los periódicos se ofrecen junto con cds, que se regalan o se ofrecen a precios de coste. Contienen óperas cantadas por divos hoy difuntos, sinfonías de culto, y películas que han agotado su vida útil en los cines. Estas últimas, suelen ser aceptablemente  buenas por lo general, y, además, se podrán ver en dos o tres idiomas.

Estamos próximos a una gran revolución cultural. Las tiendas esas llamadas videotecas o videoclubs en donde te dejan sacar una peli para que te la lleves a casa el fin de semana, están llamadas a desaparecer. Nadie querrá gastarse 3 euros en alquilar un dvd que habrá que devolver a la carrera en 24 o 48 horas, cuando por un euro o un euro cincuenta puedes obtener en propiedad, para ir montando tu colección, ese mismo plástico, con idéntico contenido, y que podrás ver/visionar cuantas veces te apetezca, a la hora que te pete.

Tampoco están de enhorabuena los pobres exiliados del top manta, que no sabemos obedeciendo a qué tribales complecencias, viven de ofrecerte unas pésimas copias de bodrios infumables, por tres euros y la voluntad y que, para colmo, vienen con una carátula fotocopiada que se borra, como los zombies, al darle algo la luz.

Pero la mayor revolución vendrá cuando nos demos todos cuenta que merece la pena comprar todos los periódicos del día que tengan anexo un dvd, sin que nos importen filias, fobias ni ideologías, porque el objetivo será tirarlos a la papelera sin leerlos. Lo que interesa es ir amontonando las pelis en la videoteca privada que ya se veremos con el tiempo.

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