Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la identidad sexual de los artistas

En un provocador artículo publicado en el otrora periódico para el rojerío, el siempre entretenido Félix de Azúa se inventa una identidad para Diego de Velázquez, apoyándose en una imaginaria investigadora que habría descubierto en un pueblo aún más perdido de Portugal la partida de bautismo del pintor, en la que quedaba en total evidencia que Diego era Isabel, y que, por tanto, su vida y una parte de su pintura, la que reflejaba su afición a auto-retratarse, un puro ejercicio de travestismo, entre el de Juana de Arco y George Sand.

Para quienes hemos sufrido durante años la obra estéril de la plaza de Ramales, acá en Madrid, en donde algunas fuerzas vivas (hoy ya muertas) se empeñaron en la búsqueda estúpida del cuerpo de Velázquez, como si lo fueran a encontrar incorrupto, lo que no se da ni siquiera con el brazo de Santa Teresa de España ni las calzas de Santo Domingo, este ejercicio de imaginación moverá a la sonrisa.

Primero, porque nos permitirá recordar que, cuando ya se llevaban unos cuantos dineros públicos en la excavación, surgió la luz de que tododios instruído y sensato ya sabía que el cuerpo del santo pintor no habría de estar allí, y no por mor de su levitación, teletránsito ni asunción a los cielos, sino porque se le había confinado en los jardines de los que gozaban las clausuratas de San Roque.

Segundo, porque la exploración inútil queda hoy enfrente del mamotreto de la Escuela de Música Reina Sofía, malterminada al fin a pesar de la maldición que pesa sobre la plaza de Ramales, luciendo sus quince centímetros de más, y dando a músicos y viajeros la visión sobre sobre unos restos de piedras alineadas al tresbolillo, cubiertas con un plástico de marquesina cutre y con acceso para desarraigados por la vía de unas escaleras llenas de mierda, todo al estilo de osvaisaenterar que soy ingeniero de contratas.

Pero lo que más gracia nos hace del irreverente artículo de Azúa es la referencia a la diarrea de oscura raigambre hispánica que agarró la familia del también pintor Francis Bacon, con esposa y dos hijas incluídas en la ficción, soltura de cuerpo de la que vendría su afición a pintar a sus queridos haciendo las necesidades corporales en retretes made in Roca.

Añade Don Félix, que la geometría del cubículo que habría ocupado Francis como empleadillo del Lloyd`s (Register?) era la misma que utilizaba para encuadrar con recintos imaginarios al Papa Inocencio X, gritando cagoenmimantu a mandíbula batiente. No se ha leído mayor escarnio en la interpretación de los motivos que guiaron a la fama al artista bisexual más famoso de estos convulsos tiempos.

Hace bien Félix de Azúa en llamar de esta manera la atención sobre sí, con performances literarias de las que no se salta un gitano. Estas que se le han ocurrido a él pero no han ocurrido a otros, son muy graciosas.

Las que se ofrecen en las Ferias de Arte, incluído Arco, ocupan más sitio, tienen menos chiste y por entrar a verlas te piden 32 euros este año de 2009. Una obra de teatro se puede disfrutar por mucho menos, y la lectura de un buen artículo toma tres minutos y su recuerdo puede durar toda la vida. ¡Velázquez y Bacon, presentes!

0 comentarios