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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los consejos de Robert M. Solow para reactivar la economía

La Fundación Rafael del Pino invitó al Premio Nóbel de Economía (1985) Solow a dar una lección magistral de macroeconomía el 4 de febrero de 2009, en su magnífico Salón de Actos de Madrid. Como otras veces, se combinaron entre los oyentes, dos tipos de interesados: jóvenes yupis de la madrid-city y canosos seniors (en los que no faltan ya posibles carcamales) del mundo de la empresa y los negocios.

Solow viene de lejos en los conocimientos y en la Historia y está acostumbrado a decir las cosas complicadas con palabras sencillas, que se entienden y hay que valorar tanto si no se tiene ni idea de macroecoonomía como si se ha sido ministro de Gobierno, y justamente en Economía y Finanzas. Entre los atentos alumnos de la clase de ayer estaban, entre otros, Miguel Boyer -que hizo una inteligente pregunta en el coloquio-, Manuel Conthe y Antonio Garrigues Walker.

Solow no solamente debió de hablar con su colega Samuelson de "cabbages and kids" mientras perfilaba sus ideas sobre la Teoría del conocimiento económico, o el comportamiento de los agentes én mercados imperfectos -incluído ese factor de producción especial que es el trabajo-. Al tiempo que ambos le hacían (suponemos) algo de luz de gas a su superior Leontieff, enfrascado con las tablas de input-output, debían hacer muchas simulaciones virtuales de los intríngulis de la economía global en sus cabezas, porque ahora lo tienen tan claro, que da bastante rabia no haber caído antes en la cuenta.

Estas son algunas de sus ideas, expresadas en forma de falso decálogo, y en resumen realizado bajo nuestra completa responsabilidad de aplicados anotadores, de lo dicho en una hora y media de impartir ciencia, respetuosamente admitida por la numerosa -y entregada- concurrencia, incluído Amadeo Petitbó, catedrático de la cosa, mandamás, junto a María del Pino, de una de las mejores fundaciones españolas, y admirador confeso de Solow, al que dijo deberle simbólicamente hasta la plaza de profesor numerario, en sus tiempos.

1. La capacidad de producción de bienes y servicios no ha sido destruída. Somos todos más pobres, sí, porque se han volatilizado 7 billones de dólares (american trillions) de riqueza (wealth) en solo 18 meses, pero la inversión neta (net investment) es todavía positiva, la capacidad de producción no solamente no disminuyó sino que posiblmenete creció. Producimos ahora menos, porque no utilizamos completamente nuestra capacidad productiva. Por eso estamos en recesión.

2. El colapso financiero ha provocado la recesión en dos concretas direcciones: a) pérdida de riqueza aparente: hay menos inversión en las empresas, la actividad comercial es más débil; b) Las instituciones financieras se han hecho extraordinariamente precavidas. El dinero no está fluyendo adecuadamente a la economía real, a pesar de las intervenciones del banco Central y de otras entidades públicas.

3. No sabemos el verdadero alcance de las magnitudes de la destrucción de riqueza, porque no se sabe el valor exacto del descalabro financiero. Sollow lo calcula, en USA en unos 55 billones de dólares. La menor estimación conocida la hace rondar por encima de 30. Pero la economía real no está afectada, y el valor de 14 billones de dólares anuales de GDP estadounidense, por ejemplo, está intacto. También lo están los 40 o 60 billones de dólares de inversión potencialente productiva.

4. La función de los Bancos debe ser recuperada. Su labor, terriblemente importante, es facilitar el intercambio de dinero entre ahorradores e inversores, reasignando los riesgos. Para ello, no se necesitan tantos millones de dólares.  La falta de regulación o la regulación insuficiente ha estado creando riesgo, porque las entidades financieras estaban especulando con el dinero, no reasignando fondos (reallocating), esto es, incumpliento su cometido básico.

5. El problema principal es que los mercados de crédito para actividades normales se han paralizado. El dinero escaso no debería irse a otros sitios diferentes de la economía real, y es un error dedicarlo a tapar los agujeros. Hay que aislar y proteger esa economía real, y hacer todo lo posible para que la estabilidad de los mercados financieros no se vea afectada. "No se trata de perdonar la estupidez y la avaricia de algunos", sino concentrarse en este momento en activar la economía real, la de cada dia: esa es la que hay que proteger.

6. El entramado de ingeniería financiera que se ha generado en el pasado inmediato en nuestra sociedad ha restado dinero para financiar las empresas, la construcción de viviendas, la formación, etc: estos agentes de la economía real no son culpables de nada y son imprescindibles.

7. Una recesión es producida por el fallo de a economía para usar toda o prácticamente toda su capacidad económica productiva. Los fallos hay que localizarlos fundamentalmente en la curva de la demanda. El problema del boom de la vivienda y las hipotecas subprime existe, pero se soluciona por sí mismo con el paso del tiempo, la tensión producida es menor. Esa recesión  menor se resolverá gradualmente en la medida en que se necesiten más viviendas-

8. En cambio, la burbuja financiera ha precipitado la crisis general, porque ha congelado créditos no solamente para comprar futuros -dañados o no-, sino elementos reales. El dinero disponible para ésto se ha visto disminuído en 2/3 de lo que era necesario hasta ahora (1,5 miles de millones de dólares/año).

9. Las líneas de defensa, son fundamentalmente, dos: a) la respuesta monetaria: aislando los sectores dañados y dando una inmediata respuesta de credibilidad e inyección financera a la economía del día a día. Se debe disminuir los impuestos, porque la redistribución natural de recursos es más neutral que el juego que puede provocarse desde la política fiscal. b) Esta crisis es más grave porque llega cuando el dinero se ha agotado prácticamente, ya que la recesión ha venido precedida pro una crisis financiera; no es lo adecuado pedir a los Bancos que presten más dinero, porque deben mantenerse como prestamistas creíbles.  El Gobierno tiene que reemplazarlos sin temor a generar más déficit público, porque ya se financierá después, cuando termine la crisis.

10. La inversión directa del Estado, la inmediatamente productiva, es más difícil de movilizar, por el tiempo de preparación que necesitan los proyectos y las licitaciones públicas. En este sentido, Solow ve con buenos ojos los Planes de Inversión en Infraestructuras Locales (aunque no se refirió expresamente a ellos, porque evitó hablar de la economía europea) y la colaboración público-privada.

11. Los planes anunciados por el Presidente Obama le parecen a Solow adecuados en cuanto al orden de magnitud de la inyección de capital público; 800.000 millones de dólares en dos años (3% de GDP cada año), pero problemática la composición del programa, que espera se adecúe a estimular proyectos que incrementen la inversión privada y no se obsesionen en crear empleo directo inmediato o en aliviar las pérdidas de algunos agentes. Habrá tiempo más adelante para tomar esas medidas de saneamiento.

12. Los jóvenes están mejor preparados que los mayores, porque, de otra forma, habría que reconocer que se ha fracasado en su formación. Por tanto, el potencial de respuesta de la sociedad es mayor que el de hace años; tenemos más útiles, más activos, mejor tecnología, más conocimientos. Hay que ponerlos en valor, aprovecharlos. Difundir optimismo en el futuro de nuestra sociedad.

En el muy interesante coloquio que siguió, Solow matizó o amplió algunas cuestiones:

12.1. No es momento para un segundo acuerdo Brighton Woods, aunque se necesita coordinación global respecto a la regulación financiera. "It´s place for tailoring, not to manufacturing".

12.2. Cualquier forma de desarrollo no es favorable, como lo demostró rccientemente el boom de la construcción, que fabricó viviendas y concedió hipotecas que no se necesitaban. Hay que canalizar los ahorros, generando los adecuados incentivos privados, hacia la produccción más sustentable.

12.3. Las bajas tasas de interés para el dinero han favorecido inversiones improductivas, haciendo más sencillo y barato la toma de decisiones de riesgo. Pero no son la razón principal de la crisis. Los reguladores económicos tienen que disponer de más elementos de acción que únicamente poder retocar las tasas de interés básico. Greenspan se manejaba con dos limitaciones: una, ilógica, su creencia en que la economía resolvería por sí misma las burbujas y desequilibrios; otra, lógica, que disponiendo de solo un instrumento financiero (el regular el tipo de interés preferencial), lo utilizara.

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