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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el dilema nuclear como balance entre beneficios y riesgos

Al expresar en la reunión del 27 de enero de 2008, en la sede del IIE, algunas consecuencias derivadas de la aplicación de los Principios recopilados por el Consejo Internacional de Energía Atómica -publicados en 2006-, Agustín Alonso, uno de los más cualificados expertos españoles en el espinoso asunto de la energía nuclear, representó de forma esquemática el sendero por el que se han de mover las decisiones de adoptar la energía nuclear de fisión como uno de los elementos del mix energético: hay que elegir entre beneficios y riesgos.

El principio cuarto de esa colección de diez, expresa que las instalaciones y actuaciones relacionadas con las explotaciones  que producen radiaciones ionizantes, han de reportar un beneficio general. Alonso indicó que este paradigma obligaba a cuantificar los dos elementos de una inecuación, la que compara beneficios y riesgos, y que "en España estamos desnudos en cuanto al desarrollo de ese principio".

Porque en el terreno de la presentación de los riesgos, se mueven con soltura los que se oponen a la energía nuclear: querrían que el riesgo, una probabilidad de ocurrencia, se convirtiera en certeza de que el suceso que implica riesgo no sucediera nunca. Pero las centrales nuclearers no están exentas de riesgos; precisamente, todo el trabajo de los técnicos, de las administraciones y organismos de control, de formación del personal y de establecimiento de normativas y barreras, es reducir al mínimo esa posibilidad, aunque en la consciencia de que no se eliminará del todo jamás.

En el terreno de los beneficios, se pueden razonar muchos y cuantificar algunos: la reducción de la dependencia energética, la versatilidad del mix de producción, la contribución a la disminución del efecto invernadero, etc.

Alonso se refirió a que el dilema era antiguo, y ya había sido propuesto por Platón: la discusión entre raciocinio y sentimiento, que es un problema insoluble. Pasó por ello, revista a las decisiones adoptadas al respecto por diversos países europeos, que catalogó en tres grupos:

En el norte de Europa (Suecia y Finlandia, en particular), los partidarios de la energía nuclear han conseguido conquistar a las autoridades, convenciéndolas a ellas y a la población de la supremacía de los beneficios.Francia ha evitado el dilema, sin aparición de controversia, entregándose a favor de la implantación de centrales nucleares, sin necesidad de analizar los riesgos.

España. Alemania, Italia, han menospreciado el raciocinio y solo consideran los riesgos.

En fin, el Reino Unido, en la línea de los Estados Unidos, han planteado la cuestión y han dado predominio a la praxis, dando mayor énfasis a las ventajas que a los riesgos, que, por supuesto, tratan de mantener al nivel más bajo posible con el nivel técnico actual. El trabajo realizado en el Reino Unido evaluando los cuatro tipos básicos de reactores (procedimientos de agua a presión, en ebullición, AGR y Candu) , en el que participó Iberdrola, concluye que cualquiera de esas soluciones reporta al país más beneficios que riesgos.

En la presentación de los conferenciantes, Manuel Acero, presidente del IIE, ingeniero industrial y proveniente del sector de las energías nucleares, no dudó en hablar de "la vocación del Instituto de la Ingeniería de Espala de apoyar la energía nuclear, proceso que no admite dudas". En el auditorio, había muchas cabezas canas, reflejo del envejecimiento de los técnicos que se formaron para un florecimiento de esta forma energética que tenía un brillante futuro en los años 70-80 y que hoy tiene que batirse entre ecologistas y políticos indecisos, que manejan a la perfección los sentimientos.

No pretende este comentario ser una reseña de las conferencias y por ello, tanto Yolanda Moratilla, como Isabel Mellado o Alfredo Muntión, nos disculparán de no referirnos, al menos por ahora, a las interesantes disertaciones (que, además, están colgadas en la red para información y deleite de todos, por la siempre eficiente cátedra Rafael Mariño). Por cierto, Isabel Mellado, que es la directora de Seguridad  del Consejo de Seguridad Nuclear, recordó que en la web del CSN, en su política de transparencia, está "todo". O casi todo. Y, para que lo comprueben los lectores, les recuerdo el enlace:

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