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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la financiación del modelo asturiano en época de crisis

Diversas cabezas pensantes de Asturias -como está sucediendo en otras regiones de España- están analizando a salto de mata el proyecto del Ministro de Economía para modificar la financiación de las autonomías.

Cogidos, en general, con otras preocupaciones profesionales e incluso con el paso cambiado, esos asturianos de pro, canalizan sus sentimientos e ideologías pasándolas por el tamiz de lo autonómico y su asturianismo indubitable. A la mayoría, actuando de defensores de un Estado central fuerte, conscientes o no de que la batalla está perdida, les duele -dicen- que las comunidades con más peso político sean las que se lleven el gato al agua.

Como Asturias es hoy una comunidad de medio pelo, a la que los relatos históricos antiguos atribuyen un papel relevante en la conformación de España, pero a la que su aislamiento geográfico y sus pobres recursos naturales pusieron en su sitio con una industrialización de mentirijillas, a coincidencia total en que, en el reparto, el Principado saldrá perdiendo.

No están de acuerdo esos ilustres opinantes con que la fiscalidad varíe según la residencia de cada uno, y están convencidos de que los servicios públicos y asistenciales van a tener distinta calidad entre regiones, al disponer los gestores de las competencias transferidas de más dinero.

Alguno de los encuestados pone, en nuestra opinión, mejor el dedo en la llaga que otros, estando todos avezados en eso de urgar en las heridas. Por ejemplo, el notario Angel Aznarez subraya que la crisis económica ha abierto al presidente Zapatero la opción de endeudar más al país, creando más fondos para contentar a las autonomías, sin preocuparse ahora por el déficit público, porque la Unión Europea ha levantado los controles de convergencia.

Lo que faltaba, pues. Lo que se nos vendió como bueno y necesario, imprescindible para la bonanza económica, ahora pasa a ser instrumento de gimnasio, para saltárselo entre las piernas. Cuando estamos más necesitados que nunca de contener el gasto, de apretar los cinturones y de trabajar más duro, la grave crisis ha dado al gobierno de la nación la llave de inconfundible contenido inflacionista -y, por tanto, potencialmente catastrófico- de poner más dinero en circulación, para que los socios imprescindibles de un Gobierno en minoría, lo repartan entre sus próximos.

Desgraciadamente, no es el modelo financiero estatal el que hace pupa a Asturias. Es la persistente ausencia de un modelo sociopolítico propio, capaz de vivir por sí solo, autosostenible, con base genuinamente regional, consensuado entre los partidos políticos que pululan por aquí. Un modelo de región en el que puedan encajarse, de forma coherente, reivindicaciones al estado central e impulsos propios.

Pero, ¿a quién preocupa ese trabajo?. La voz de Asturias no se oye desde hace tiempo en Madrid, y, cuando los políticos regionales se expresan es para poner el lápiz rojo del subrayado sobre lo que dicen sus cabezas de fila. Arcadia feliz ha aprovechado para crear mucha estructura funcionarial, pintar las casas, crear una inflación de museos, caminos rurales, y bares con máquinas tragaperras, olvídándose de crear oportunidades a los jóvenes.

Le iba bien a Asturias mientras era una región subvencionada. Pero ahora, cuando el modelo autonómico ha vuelto a marcar las profundas diferencias entre las autonomías de primera y de segunda, empiezan a verse muchos carteles de "se vende". No nos  referimos a las viviendas, sino a los centros de decisión empresariales, técnicos, universitarios, sociales, políticos.

Con un pib regional que se ha ido recortando hasta parecer caricatura del que era, ni siquiera pueden los asturianos pedir rascar algo del fondo de la doble lengua; porque si el andaluz es para una líder del PP (Nevrera) un acento que le mueve a risa, el bable academicu paézse mas a un inventu pa moríse mas rapidu de fame nel campu encuantes que a cuatru espabiláus dióios pa poner mas untu nel pote de fabes..

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