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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la formación de los jueces

Para ser juez o fiscal en España la tradición transmite que hay que superar una dura oposición, la cual exige una preparación de varios años, en la que el aspirante se mantiene aislado del mundo y de la carne, como un anacoreta, inmediatamente después de haber cursado la carrera de Derecho.

Pocos legos saben que la  Ley Orgánica 9/2000, ha unificado el acceso a las carreras Judicial y Fiscal, por lo que las plazas de ambos funcionarios se cubren con una única convocatoria, con los mismos ejercicios para ambos Cuerpos. Los programas para Secretarios Judiciales son también prácticamente los mismos, solo que los ejercicios se realizan en orden inverso, por lo que las academias de preparación desaconsejan presentarse simultáneamente a las convocatorias de jueces y fiscales y a las de secretarios.

Si alguien tiene curiosidad por saber de qué va la cosa, ha de servirle que el BOE del 18 de marzo de 2008 publicó el último programa aprobado para los tres ejercicios teóricos eliminatorios. En el primero, se debe responder a un test sobre los temas que componen los otros dos ejercicios. En el segundo, se deberá responder en 75 minutos a cinco temas (1 de 31 temas de Derecho Constitucional; 2 de 98 temas de de Civil; y 2 de 62 temas de Penal). En el tercero, de igual duración, los temas a desarrollar son también cinco (2 de 62 temas de Derecho Procesal Civil; 1 de 37 temas de Procesal Penal; 1 de 33, de Mercantil y 1 de 37, de Administrativo o Laboral),

Sacando consecuencias, puede vaticinarse que un recién licenciado que tenga aceptable memoria y disfrute de una copia de la disertacíón que se le espera, para todos los temas, desarrollados con la concisión y ciencia que destilan, a base de experiencia, las decenas de academias o preparadores que pululan por el mercado, tardará unos dos o tres años en obtener la plaza, contando, sobre todo, con la suerte.

Porque, para la mediana de los estudiantes de derecho, y no digamos, si nos referimos a las hembras, aprenderse de memoria 500 páginas de erudición representa un esfuerzo menor que aprobar Derecho Laboral. Por ello, la dificultad principal del proceso no está en saberse los temas, sino que el día de la oposición caiga en el momento estrella. Del examinando y del Tribunal que va a juzgarlo.

El opositando competirá con jóvenes que han estudiado exactamente lo mismo y que tienen prácticamente la misma capacidad de aprendizaje y exposición. La media de obtención de plaza es, según las estadísticas, de cinco años. Con 26 años se puede ser juez; quizá, incluso desde los 23.

El resultado de la creciente necesidad de dotar a la judicatura de número que no de músculo -estamos en un país que gusta de legislar y pleitear-, es que, cada año, se incorporan a estas prestigiosas carreras funcionariales unos 300 jueces y fiscales, que pasan a engrosar el número de expertos en la administración en Derecho, decisores sobre la vida, la hacienda y la libertad de sus contemporáneos.

¿Qué aportan, qué poseen estos enviados de la diosa Justicia, además de saberse de memoria los 300 temas que resumen varias asignaturas de la carrera de derecho?

¿En qué consiste su experiencia vital, aparte de haberse pasado encerrados en sus habitaciones repitiendo monótamente, reloj en mano, los temas que luego recitarán a sus preparadores? ... No moverá a escándalo imaginar que, de salida, pocas vivencias tendrán estos bisoños que están empezando a vivir.

La experiencia la irán adquiriendo con el paso de los años, a base de equivocaciones y errores -que padecerán los otros-, junto con el proceso de su propia madurez, lo que les llegará a medida que su existencia les vaya poniendo zancadillas, lobanillos y cicatrices y sean capaces de superarlos.

Muchos -al menos, algunos de ellos-, recién investidos y colocadas las puñetas, se creerán dioses y actuarán en consecuencia. Otros -¿ojalá los más?- adquirirán con rapidez el sentido de prudencia y se parapetarán en análisis concienzudos de los procesos que les caigan en las manos, dilatando la aplicación de la justicia.

No hace falta ser un lince ni ser tachado de revolucionario para aconsejar que debería exigirse un mínimo de 5 años -qué menos- de ejercicio práctico de la abogacía para poder optar a ser juez. Y, complementariamente, habrá que robustecer su soledad con la posibilidad de que puedan consultar los casos más difíciles a expertos en la vida social y la aplicación, no solo del derecho, sino del sentido común y de las artes.

 Nota al pie.- Lo de "dura oposición" -y cada vez más dura- hace referencia, según confiesan los propios miembros de los Tribunales, a que los candidatos saben en cada convocatoria menos, por lo que tienen que aprobar, para cubrir las plazas, incluso ¡por debajo de 45 puntos sobre 100!-. Saque el lector sus consecuencias, que a nosotros nos da pavor.

3 comentarios

albert -

Bendita reforma! cuándo llegará? El tema de los jueces-niños y su "superpoderes" es de mis flanvoritos. Íncluso algunos siguen siendo niños hasta la jubiliación (se jubilan?) por su aislamiento en el poder.

guillermo díaz -

No por ser un buen "empollón" y conseguir fácilmente la oposiciòn, se es buen Juez o Fiscal. Los Administradores de la justicia han de tener otros atributos y esos no se consiguen empollando.

Además se requiere mucho entrenamiento práctico, ya que en otro caso sería como si a un médico después de aprobar el Mir lo pusieran a realizar intervenciones quirúrgicas sin haber entrado antes ni tan siquiera en un quirófano.

Personalmente opino que habrían de modificarse los métodos de oposición. Y además de los aspectos teóricos contemplar las prácticas. También introduciría las promociones internas (piénsese en tantos Secretarios y miembros del cuerpo de gestión procesal (licenciados en derecho) que tienen gran experiencia profesional y podrían ser en muchos casos magníficos jueces.

conchi -

vaya, espero que no nos toque un juez joven