Sobre los fraudes piramidales y la economía de mercado
Esto se cae. "Esto" es el sistema financiero, podrido por la falta de controles, por la constatación de la avidez y la falta de escrúpulos de algunos respetados miembros de esa colectividad de tramposos en el que hemos visto convertido el medio por excelencia de la economía llamada capitalista: el mercado.
Nos apresuramos a escribir que el mercado, por sí mismo, no tiene ninguna culpa. Es un buen procedimiento, regular los precios de la oferta con la cantidad de demanda, pero cuando no existen referencias construídas desde lo que cuestan las cosas que se ofertan, el ansia de obtener beneficios sin límite, dará rápidamente al traste con el sistema. Porque existe en algunos seres humanos una combinación de ambición y capacidad para la mentira que les llevará a utilizar ese ingenuo mecanismo para enriquecerse, timando a sus semejantes.
Es el timo de la estampita, en sus variadas formas. Puede llamarse fraude piramidal o robo de guante blanco. Consiste, básicamente, en vender humo, adornándolo, claro está, más o menos, según la pretendida o sospechada cualificación y desconfianza de la víctima del timo.
Bernard L. Madoff, autodeclarado culpable de haberse inventado un negocio de la nada, prometiendo a sus inversores pingües beneficios, creando una empresa basada en fondos altamente especulativos (hedge funds), no tuvo, en realidad, más que adornar alago lo que los trileros de la puerta del Sol (por ejemplo) vienen haciendo durante siglos.
Si el posible timado es una señora venida del pueblo con aire de sentirse abrumada por la gran ciudad, bastarán combinar un falso tonto con un billete de lotería primado, o un talón para cobrar una herencia, o un sobre del que asoman un montón de billetes de cien euros. Hará falta un listo compinchado que se quede vigilando al tonto mientras el timado va a cobrar el billete, cobrar el talón o recoger el beneficio de la inversión con la que engañó al tonto.
Si el posible timado es un ahorrador que lee los periódicos económicos, que confía en sus bancarios, que se ríe de los que se dejan timar en la calle, habrá que revestir el timo con una solvencia educada en Harvard, mucha palabrería económica y sembrar confianza con rostros de listos intermediarios que son parte del engranaje de seducción, porque cobran altos sueldos por decir sus tonterías. Madoff, por ejemplo, tenía claro que, debería entregar, como despedida, 200 o 300 millones de euros a algunos empleados, familiares y amigos" antes de presentarse al SEC. Qué mas daría haber perdido 50.000 millones de euros que 50.300 millones, ¿a quién le iba a importar?
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