Sobre el anatocismo español, el método francés y el capitalismo chino
El anatocismo es el término griego para denominar "el interés del interés" del dinero. Ay de quien se acoja a esta práctica, siendol deudor, porque si no le paga a su acreedor el interés y el capital en los plazos estipulados, se le acumularán los intereses a las cantidades debidas, sumándolas, y se irá calculando sobre ellas el interés de la deuda, con lo que la situación del insolvente se complica vertgionosamente.
El Código Civil español admite el anatocismo y alguna jurisprudencia lo ha consolidado en la práctica, dentro de la autonomía de la voluntad para establecer pactos convencionales. Sin embargo, el Código Mercantil en su art. 317, al referirse al "préstamo de naturaleza mercantil" parece desaprobarlo entre comerciantes, al expresar que "los intereses vencidos y no pagados no devengarán intereses", para, en el art. 319, autorizar su cobro cuando así haya sido pactado.
El cálculo de préstamos a interés compuesto -en los que el capital no se retira, y los intereses acumulados van aumentando el capital total que genera intereses- era uno de los ejercicios ininteligibles que los niños resolvíamos en los tiempos del Bachillerato. Era curioso, para los que no teníamos ni una peseta para comprar el último número de las aventuras del Capitán Trueno, advertir lo rápido que un capital pequeño se convertía en una millonada, y soñábamos con el día en el que ahorraríamos cien pesetas, las pondríamos a interés compuesto durante cuarenta años y nos retiraríamos con Ingrid a nuestro castillo inexpugnable.
Pero llegó el método francés y nos lo fastidíó todo. Y luego, nos enteramos que existía el capitalismo chino y, ya muy mayores, la avaricia norteamericana -esta última, mucho más contagiosa que la gripe asiática-. Aunque eso son ya otras historias que, eso sí, convergen como una lanza sobre los pobres inocentes que seguimos creyendo lo que nos dicen sin entender nada de nada.
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