Sobre los que estamos a uvas
Estamos a uvas. No sabemos de la misa la media. Andamos subidos al guindo y no nos caemos, quiá.
Si, en verdad, la culpa es nuestra. Con tantas señales y´símbolos, ya deberíamos habernos dado por enterados. Atravesamos por una nueva época, un neo-despotismo ilustrado. Quizá, incluso, ni siquiera ilustrado.
Los nuevos déspotas -en el sentido histórico de todo para el pueblo, pero sin el pueblo- son los dirigentes y muñidores de cuanto nos afecta: a) políticos -según su ránking, obvio: desde los de we, the world leaders hasta los de la calle es mía y sacaré los tanques si pierdo las elecciones-; b) altos empresarios -desde Mittal o Prince hasta...¿Rivero?-; c) capitalistas de los de millones de euros -sean del Gates o del Exites-; d) expertos en: ...
El comentario viene al pelo por el juicio por el que el presidente del Gobierno español Rodríguez Zapatero descalificó las apreciaciones del ex-presidente González, aún de su mismo partido, al respecto de las negociaciones enntre Lukoil y Sacyr. "A González le faltan detalles, que yo le daré".
Así que las cosas están claras, dentro de la oscuridad. Nos faltan detalles. El silogismo es tan fácil de construir que hasta un niño recién destetado puede completar el razonamiento: no podemos estar al tanto porque nos han birlado información. Si quienes han estado en el máximo poder del país no están en las claves que permtien tomar o no tomar decisiones importantes, qué decir de los que andamos abajo, mucho más abajo.
¿Por qué nos ocultan información, nos mienten, nos engañan?. Porque, por supuesto, no sabríamos cómo interpretarla. La verdad en nuestras manos podría convertirse en un isntrumento peligroso.
Lo único que desean es nuestro voto, nuestro aplauso, nuestros dineros, nuestros trabajos. Con ellos, podrán hacer tranquilamente lo que, suponemos que en conciencia, creen que es lo mejos para nosotros. Y, naturalmente, para ellos.
Aunque no lo hayan reconocido aún, nunca hemos abandonado el voto ponderado.
Currante con título universitario: su voto equivale a diez votos de currantes con formación profesional.
Empresario con empresa al borde de suspensión de pagos que se niega a respaldar con su patrimonio personal el crédito bancario que solicitó, su voto equivale a un millón de votos de parados.
Ex- presidente con vocación de tocar las narices a diestro y siniestro, su voto para autorizar el paso de presos a Guantánamo, equivale a diez millones de ciudadanos, incluídos algunos seguidores de la Cope.
Tendremos que seguir trabajando en las equivalencias. Qué sofoco.
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