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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la pasión patriótica y el fútbol

S.M. El Rey de España está feliz y orgulloso de que España haya vencido a Italia en los cuartos de final de la Copa de Europa de 2008. El último zapatero remendón de la Corte está feliz y orgulloso de lo mismo. El carácter unificador del fútbol para resolver de forma incuestionable las diferencias posibles entre los estamentos de nuestro país queda así demostrado.

Somos un Estado plural, polisémico, poliédrico y en descomposición, anunciada por algunos sectores, desde un Estado de autonomías  con la Monarquía como su forma de Jefatura, hacia un Estado federal republicano (previas, suponemos, profundas reformas constitucionales). Pero un balón y once atletas moviéndose más o menos al azar en una Hectárea de terreno nos unen como ninguna otra actividad. Se olvida la crisis, se paralizan las ciudades, se marginan las preocupaciones. 

A por ellos. Sean quienes sean, los de enfrente. Esos "otros", igualmente apoyados por una afición entregada, que se juega también la honorabilidad, la alegría y la tristeza con las que han esquematizado su pasión por vencer, trasladándola al mismo campo de actividad: el del fútbol. Se trata de demostrar que somos los mejores. ¿En qué?. No en meter una bola de más en una portería. En todo. Un país que gana al fútbol es el mejor en todo.

Aunque algunos extremistas -catalanistas, sobre todo, por lo que hemos observado directamente- alardeen de que no se emocionan por los resultados del equipo de fútbol español en ese campeonato de Austria, sabemos que es falso. Intuimos incluso que siguen por radio o por televisión las evoluciones del equipo de jóvenes que dirige Luis Aragonés, que además es "de la misma quinta" que el Rey. Conjuramos a gritos desde el borde del terreno de juego la gafería. Somos 20 millones de chamanes, por lo menos. Botando en la plaza de Colón o llevando velas a la Moreneta. Con descaro o a hurtadillas, todos vivimos la euforia de ganar.

Fran-Cesc Fábregas, autor del último gol de la tanda de penaltis, que propició el pase glorioso a las semifinales que nos harán los mejores-en-todo-del-mundo, es el héroe catalán más querido en España desde ayer, día 22 de junio de 2008. Héroe por haber marcado un gol decisivo con el equipo de España. Está solo un par de infinitésimos más bajo en la estimación infinita que profesamos a Iker Casillas, cuya ejemplar humildad y sencillez encajan con el momento únicamente para hacerlo más sublime; estamos en el terreno de los incomensurables.

Así se aglutina país, se hace pasión patriótica. Bieeen. Somos los que mejor jugamos al fútbol en Europa. Los mejooores. Qué se habrán creído. Tendremos algo más que celebrar ya desde el próximo jueves. Habremos vencido dos veces a Rusia, la de la ensaladilla y los polvorones de la Estepa. España, España, Espaaaaña... Qué final se intuye: Alemania-España. ¡Campeooones! ¿Quién ha gritado allá abajo Turquía-Rusia? ¡Traidor!

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