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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la seguridad en los túneles y los procedimientos constructivos

Cuando una obra civil plantea, en su realización, problemas que afecten directamente a la ciudadanía, rápidamente se olvidan las ventajas que reportará. Lo queremos todo perfecto, inmediato y barato. El homo ignorante no admite fallos del homo faber.

Lo que ya no resulta tan habitual es que otros expertos, entendidos y críticos, distintos obviamente de los técnicos que están dirigiendo y ejecutando la obra que ocasionalmente evidencia dificultades, entiendan que es su momento de comunicar lo que debiera haberse hecho, pretendiendo ridiculizar o hacer menosprecio de sus colegas o competidores.
 Ni respeto a la profesionalidad de otros, ni corporativismo, ni real debate técnico. Puro jaleo intoxicador. Oportunismo. Algo así como aconsejar la mejor inversión en Bolsa para el año económicamente vencido.

Las condiciones de notoriedad pública para disponer de una cancha desde la que dar doctrina, las cumplen perfectamente las excavaciones subterráneas que se realizan en el interior de las ciudades. Son obras complicadas, realizadas sobre terrenos generalmente poco fiables y cuyos efectos, en caso de que algo vaya mal, son sentidos de inmediato por la población. 

En enero de 2005 se produjo un socavón en las obras del túnel de Barcelona que causó una grave conmoción.

Algunos expertos interesados, cuya cabeza visible fue el, por lo demás, eminente, ingeniero de caminos Manuel Melis, hablaron de que la estructura había sido construída con temeridad, con un sostenimiento ineadecuado y sin estudiar la estabilidad del frente, acusando a los ingenieros de minas y, en particular, apuntando a Benjamín Celada, también Catedrático de geotecnica y, como aquel, empresario, de haber hecho las cosas mal y de ser incompetentes.
 

Argumentaba
el Sr. Melis en un escrito documentado y lleno de intención, titulado “Yo acuso” (febrero de 2005) que tuvo amplia difusión, que los males de los túneles españoles provenían de la Instrucción Técnica Complementaria 04.06.05 "Labores Subterráneas.- sostenimiento de Obras", que resultaba de aplicación a las obras subterráneas de “ingeniería civil, y por la que, entre otros puntos,  el Ingeniero Director de las Obras sería responsable ante la Dirección General de Minas. 

El Sr. Melis fue brillante director de las obras de ampliación del metro de Madrid entre 1995 y 2003, en pugna dialéctica y rebeldía contra los ingenieros de minas, a los que se acusó, sistemáticamente, de carecer de experiencia en obras subterráneas de importancia, convirtiendo el asunto en una pugna intercolegial, que terminó con una paz pactada y la marginación en la disputa del beligerante "caminero", al que hicieron retirar su escrito, en el que decía, por ejemplo que “al contrario delo que ocurre en Francia, la formación y los planes de estudio de la Ingeniería de Minas no son suficientes actualmente para el proyecto de las grandes infraestructuras del transporte”.

Con los problemas surgidos ahora con el Ave a Barcelona, la disputa vuelve a centrarse en la conveniencia de utilizar o no el llamado nuevo método austríaco de perforación de túneles en el interior de las ciudades, acusándolo de ser inadecuado porque presenta diámetros de perforación muy altos, lo que provocaría tensiones que el terreno no puede soportar.

Lo que deberían acostumbrarse a considerar ciudadanos, políticos, y técnicos oportunistas, es a ver que las obras de ingeniería no son rígidos cálculos matemáticos, y que, a pesar de todos los cuidados en las previsiones, y de los coeficientes de seguridad, hay que asumir que, de vez en cuando, se producen sopresas por parte del terreno.

Eso sí, hay que planificarlas bien, no correr porque la obra bien hecha no entiende de inauguraciones a plazo, y tratar su ejecución con la mayor atención y rigor para que no causen daños ni, por supuesto, víctimas, pero será casi inevitable que aparezcan retrasos y se creen algunos malestares para los usuarios. El que algo quiere, algo le cuesta, ¿o no?

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