Sobre la reforma de los accesos a la judicatura
El ministro de Justicia español, Bermejo, conocido preparador para aspirantes a acceso a la carrera de secretarios judiciales, anuncó el 21 de octubre de 2007 que va a proponer una Ley para que los licenciados en derecho con mejores expedientes sean captados para ejercer de jueces, después de un período preparatorio en la Escuela Judicial.
No se trata, pues, de que los abogados con experiencia profesional probada puedan obviar la oposición específica para llegar a ser jueces, pues, además, ese "cuarto turno" ya estaba regulado y, se puede decir, está demostrando -por contraste- su eficacia. Los buenos jueces necesitan de experiencia vital, además de saberse de memoria leyes o de aprender a buscar sentencias en el Aranzadi o en los registros de los tribunales. Que los licenciados en Derecho más brillantes culminen su carrera docente como jueces, tiene, en parte sentido.
La cuestión nos parece, sin embargo, otra. La debilidad de la figura de un juzgado unipersonal, precisado de responder a múltiples cuestiones del derecho civil, ayuno de la madurez precisa para entender a los demás (y a sí mismo) porque aún se está perfilando su personalidad vital, es el tendón de Aquiles del sistema.
Como ya hemos indicado en otros lugares, la revisión ha de abarcar la posición del perito judicial (una figura obsoleta a la que la LEC dota de singular efecto, con consecuencias a veces nefandas para el resultado de los juicios) y la necesidad de que los jueces y tribunales se doten de estructuras de consulta que impliquen, de acuerdo con los asuntos que deban juzgar, a otras profesiones (médicos, ingenieros, arquitectos, sociólogos, etc). Si queremos una justa Justicia, hay que aumentar el músculo de la Judicatura, huyendo del sabihondo para recalar en el pragmático; arrumbando al pedante para potenciar al que entiende de las cosas de la vida.
Porque la administración del derecho no puede tener visos de convertirse en una lotería, en la que los más poderosos consiguen sus pretensiones, apoyados por letrados contundentes que suplen con la parafernalia de sus argumentos la debilidad de un juez abrumado por la púrpura que, a pesar de sus brillantes oposiones, le venga socialmente grande.
1 comentario
guillermo díaz -
Si lo que el Ministro pretende es tener un juez empollón, creo que lo mas eficaz y barato es que dote a los Tribunales de ordenadores debidamente programados para que, introducido el caso, automáticamente apliquen asépticamente la legislación y dicten sentencia.Seguro que el ordenador es mas barato que un juez.
Seamos claros: Ser Juez no es ser empollón número uno de promoción, es otra cosa mucho mas compleja y que tiene mucho que ver con la inteligencia emocional.