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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la inmigración ilegal y algunas consecuencias

Parecería que los poderes fácticos locales se han puesto de acuerdo, y los desalojos producidos en Cañada Real (Madrid) y en la barrriada del Bon Pastor (Barcelona), hubieran respondido a un propósito similar: despertar la conciencia colectiva sobre el problema de la inmigración ilegal, y sobre los asentamientos irregulares, levantando algunas ampollas en los sitios más inoportunos.

No es una cuestión reciente, sin embargo, aunque sí lo es su agudizamiento. En Cañada Real viven más de 40.000 personas, en una zona de dominio público esn la que está prohibido edificar, y algunas lo hacen desde décadas. Los casos de poblados irregulares, en los qeu se construyen, al más puro estlo tercemundista, chabolas y hasta palacetes, proliferan en España.

¿Razones o causas?. La falta de control, la tolerancia de situaciones no denunciadas ni atacadas ab initio (galpones, casetas de madera, tendejones de aperos, etc, que se van robusteciendo y adquieren carta de superior naturaleza; agrupaciones de desplazados junto a carreteras, ríos, acequias, afueras de poblaciones y lugares comunales o públicos; etc).

Ya recientemente, el descontrol en las aduanas -en las que el juego de la lotería de poder entrar en la tierra prometida sin permiso de residencia tiene muchos números con premio- , el fácil tránsito a través de una Unión Europea en la que han entrado nuevos páises con grandes masas de pobreza y desempleo, la presión de la hambruna africana sobre nuestra frágil y próxima costa mediterránea, ...

Hay que añadir, por supuesto, el efecto llamada sobre ecuatorianos, peruanos, bangladeshianos, pakistaníes, marroquíes, brasileños, etc, que ejerce la perspectiva de una fácil regularización y nuestro escaso control. Resulta, por demás, atractiva, la existencia de una permanente bolsa de dinero negro (economía sumergida, pues) en nuestro sistema económico-social, con miles de puestos de trabajo en construcción, camareros, servidores domésticoséstico, porterías, jardineros, pintores, chapucillas, etc. No hay que olvidar el crimen organizado y desorganizado, la facilidad para vivir de la limosna y cobijarse en la calle.

Nos parece que es imprescindible un control sistemático de todos los asentamientos ilegales, de todas las personas que están viviendo en España sin permiso de residencia y/o sin permiso de trabajo. Es un error repartir a los indocumentados subsaharianos por España, sin permitirles trabajar (teóricamente) y condenándolos a la transhumancia y a la mendicidad.

Tenemos un problema, obviamente. Y su dimensión actual, ni siquiera es la máxima que podrá adquirir, porque la burbuja crece y nos explotará en las manos si no ponemos un remedio. En el que, dado el esquema, todos los países de la Unión Europea han de tomar las mismas cartas en el asunto.

No necesitamos más mano de obra foránea, sino distribuir adecuadamente el trabajo y los rendimientos. Es imprescindible que, sometida a mejor control, nuestra economía se estabilice. Es necesario que la permisiva seguridad social controle mejor sus dispendios -demasiada subvención a parados multiempleados, excesivas prejubilaciones dañinas para el sistema, gastos en formación inadecuada por falta de orientación repsecto a las carencias del mundo laboral, etc-.

Porque, si no se pone coto, nos acabaremos convirtiendo en un país de pensionistas, desarraigados, ilegales, delincuentes contra la propiedad y corruptos de guante blanco. ¿O ya lo somos? 

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