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Al Socaire de El blog de Angel Arias

El Club de la Tragedia: Pesadilla en los sótanos

"Pesadilla en la cocina" es el programa de mayor audiencia en la Sexta de televisión española (noviembre de 2012). Alberto Chicote revisa la forma de actuar de restaurantes en apuros económicos, pone a caldo a propietarios y empleados, propone cambios radicales -decoración, carta, comportamientos- y, en un par de días, se marcha de allí entre aplausos y olor a santidad culinaria.

Lo de menos es que el programa sea un copión, cambiando actores, del guión de la serie de gran éxito que en Norteamérica se está emitiendo bajo el título de Kitchen Nightmares y la pericia de Gordon Ramsay.

Lo de más está aflorando al conocerse lo que se cuece en la trastienda del programa español, en donde ya son dos los propietarios de restaurantes falsamente rescatados que han cerrado después del paso de Chicote, y que, ya sin pelos en la lengua ni dinero en el bolsillo, acusan de que la dirección del programa les obligó a exagerar las condiciones del local, empeorándolas para dar dramatismo al tema y que, ni cambiar la carta, ni la decoración ni el par de consejos sirvieron para nada.

Así que hay todavía por ahí empresarios de restauración que creen en los milagros. Que, ciegos para su entorno y para sí mismos, no reconocen que su actitud indolente no cambiará con un par de consejos a la carrera, o que el pelaje de un vago o un jeta empleado en su cocina o sala se mutará, por artes de birlibirloque, diciéndoles al oído que tienen dentro de sí un figura del sector, o que la clientela a la que se espantó con bazofias va a volver, para ponerse de rodillas ante un plato decorado como un salón de Versalles, pero cocinado en el mismo antro en el que ayer se incumplían todas las normas de la higiene.

Y, además, después de irradiada la historia de la transformación y sus secuaces, urbi et orbe, para que hasta el más inocente extraiga fácil las consecuencias.

Es una lástima que se esté descubriendo que el Programa está amañado, porque la idea es muy buena. Sería magnífico que, con el talante del Chicote de ficción, se hicieran miles de copias, y se entrara, de veras, y difundiéndolo por los canales de televisión para que todos lo viéramos, en las salas de reuniones de los directivos de las entidades financieras y grandes empresas, en los despachos de los políticos que nos dan consejos de cómo comportarnos ante la crisis o cómo salvarnos de ella, en los consejos de gobierno en donde se deciden los decretos ley que nos van cambiando la vida (a peor, en este momento), en las reuniones de las cúpulas sindicales en donde se decide la estrategia de huelgas, en las confederaciones empresariales que deben decidir si condenan o silencian la actuación de sus anteriores presidentes, en...

Pesadilla en los sótanos del Estado. Allí donde se toman las decisiones para confeccionar los menús que nos afectan y en las que no se nos permite participar. Un lugar en el que se producen mejunges que se nos servirán en el comedor al que hemos sido atrapados por la luminosidad de los letreros en la puerta y, una vez dentro, ya no se nos ha sido posible volver a la calle.

A respirar.

 

 

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