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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Ingenieria para Abogados y Economistas: Métodos para construir túneles (1)

Una de las obras más sofisticadas de la ingeniería es el túnel, que casi todas las personas sin conocimientos técnicos definirán como "un agujero realizado en la tierra", distinguiéndolos, tal vez, si se pide que sean más precisos, entre los túneles con una sola entrada/salida, más conocidos como cavernas y los que tienen una entrada y una salida (o viceversa), o propiamente túneles.

Sin pretender hacer una historia de los túneles -construcciones subterráneas de extrema complejidad y, por tanto, potenciales riesgos- , convendrá decir aquí, para presentar el tema, que el suburbano o metro marca un hito especial en la construcción de estos agujeros, por discurrir bajo las ciudades, exigir una alta calidad y seguridad e incorporar incluso elementos estéticos. Pero estas construcciones, como se sabe, no son los únicos túneles urbanos, siendo, de entre estas obras de ingeniería, especialmente antiguas las redes de abastecimiento o saneamiento (alcantarillado).

Los abogados y economistas -en especial, los españoles- que suelen considerar a los ingenieros como un totum revolutum, sin hacer quizá más distinción que hacia los ingenieros de caminos (de la que este grupo profesional, por supuesto, se ha encargado y encarga -aunque con disminuído brío- de señalar distancias), no sabrán, por tanto, que existe una rivalidad de competencias (1) entre los ingenieros de caminos y los de minas en relación con quién sabe mejor hacer los túneles y a quién corresponde firmar los proyectos de estas obras civilísimas.

Solo para ilustración genérica, las ratas de hemeroteca recordarán (y los vecinos, además de las empresas aseguradoras, constructoras y de ingeniería afectadas y los técnicos, políticos, abogados y miembros de estamento judicial que intervinieron en el caso) que, cuando se produjo en enero de 2005 el hundimiento de una zona de El Carmel (Barcelona) con ocasión de una ampliación del metro de la ciudad, hubo una discusión de altísimo nivel emocional entre algún ingeniero de caminos y el colectivo de ingenieros de minas, acerca de si lo que había fallado era no el control, ni el dinero, ni la urgencia de los plazos, ni el método empleado, sino la elección del ingeniero, porque -se venía a decir-  los ingenieros de minas españoles ya no tienen trabajo en las minas y se intentan desplazar, sin conocimientos suficientes, hacia las obras civiles subterráneas.

Llamo la atención de abogados y economistas respecto a estas tres cuestiones, que desarrollaré más adelante: 1) Existen varios procedimientos para realizar túneles y aunque ninguno de ellos lleva el nombre de "método español", la experiencia en obras subterráneas de este pequeño país especializado en perder el tiempo dándose con el garrote es grande y, fundamentalmente, proviene de los ingenieros de minas; 2) Los ingenieros, a diferencia de los licenciados en derecho o en económicas o empresariales, forman un grupo tremendamente diversificado y, en principio, diversamente especializado (montes, minas, agrónomos, caminos, navales, aeronáuticos, defensa, industriales-icai); 3) Realizar obras complejas entraña riesgo y cuando se produce algún accidente, todos cuantos no han participado suelen convertirse en eruditos de lo que no habría que haber hecho.

(continuará)

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(1) Antes, al menos, de la aprobación final un Real Decreto que convertirá a todo lo que ostente el apelativo de ingeniero en una sola especie omnisciente, con lo que se cumplirá, legalmente, el deseo chusco que preconizaba que "después de Dios, el ingeniero"

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