En relación con Cajastur, ¿cui proderit?
En un interesante artículo publicado en el diario La Nueva España el 31 de julio de 2011, el abogado asturiano Juan Casero Lambás, involucrado en otro momento histórico con la UCD, diserta sobre la situación de la Caja de Ahorros asturiana, convertida hoy en delicado juguete especulativo, bajo el título "Cajastur, cui prodest?"
El propio articulista se plantea al final de su reflexión que la cuestión, en verdad, no es tanto a quién beneficia la hipotética escisión de la rama del negocio bancario de Cajastur (actualmente, una Fundación pública) en una sociedad mercantil, sino -en latín paladino- cui proderit?, es decir, a quién beneficiará.
El comentario de Casero fundamenta su argumentación exponiendo la delicada situación de Cajastur, en la que por la Ley 11/2010, del Principado de Asturias -en aplicación interesada de la Ley estatal de Reforma de las Cajas de Ahorros, que limitó al 40% la participación pública, la representación de las entidades fundadoras (Comunidad Autónoma y Ayuntamiento de Gijón) tiene el mismo poder de decisión que los ayuntamientos, dejando a la entidad incontrolada.
Pues bien, como acertadamente denuncia Juan Casero, la transferencia de unos activos con valor contable de 1.800 millones de euros a una sociedad mercantil, Effibank S.A., realizada el pasado 30 de junio de 2011, supone abrir la posibilidad de generación de plusvalías para unas acciones que, por la naturaleza de la entidad a la que se han traspasado, son libremente enajenables.
Es imprescindible dilucidar a quién beneficiará la generación de valor por parte de este viejo proyecto de apoyo regional, convertido hoy en un juguete especulativo, en el que, si no se concierta un modelo de futuro, se perderán, en manos privadas y guiadas por intereses que, obviamente, nada tendrán que ver con el desarrollo de Asturias, el resultado de muchos años de confianza de ahorradores, pequeños empresarios y gestores que confiaron en su Caja de Ahorros regional.
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