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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la disputa del voto por el Sr. Cayo

El coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, expuso el 4 de abril de 2011, invitado por el Fórum Europa, y ante un auditorio más bien frío, su visión acerca de lo que habría que hacer para salvar España del neoliberalismo donde la han introducido, según su argumentación, los dos partidos mayoritarios.

La intervención, realizada ya en campaña electoral de las administraciones  municipales y autonómicas (con las excepciones bien conocidas), tuvo lugar en el Hotel Ritz de Madrid, en el transcurso de un desayuno. Junto al turno de preguntas, apenas si se empleó, en total, una hora, con lo que la duración resultó anormalmente corta, comparada con otras convocatorias del Fórum a las que hemos sido invitados.

Nosotros habíamos formulado una pregunta que el moderador no estimó de interés u oportunidad presentar en el coloquio, y que pretendía incidir sobre la grave dificultad de la izquierda -por no decir incapacidad formal- para plasmar un modelo económico y de desarrollo en los países organizados sobre una economía de mercado. (Al final de este comentario recogemos la pregunta concreta).

Resulta evidente que Cayo Lara, como los dirigentes de Izquierda Unida, dirigen su llamamiento de voto hacia los descontentos con la política del PSOE, sin necesidad de señalar distancias con las propuestas del PP, al que identifican como el enemigo natural.

La mayor parte de la exposición del ponente se detuvo en presentar un sombrío panorama de crisis, afirmando que "las medidas del Gobierno, además de injustas, han sido inútiles", y haciendo culpable de la grave situación a las políticas de los últimos quince años, que, por tanto, juzga de continuistas, concretando incluso que "sirven para detraer recursos públicos y garantizar beneficios al sector financiero, enjugando sus pérdidas en la burbuja especulativa".

Las críticas de Lara se extienden a las medidas de reforma de las Cajas de Ahorros, que ve "como la mayor transferencia de recursos al capital financiero desde 1939" y "la pérdida de una oportunidad irrepetible de crear una Banca pública".

Entiende el Coordinador General de IU que la política del Gobierno del PSOE "ha subordinado la democracia al interés de los poderes fácticos" y que, "en lo fundamental, son coincidentes con las propuestas de la FAES y su Presidente Aznar", enumerando, en apoyo de su tesis, siete medidas que estaban comprendidas en las indicaciones de la Fundación que preside el ex-Presidente de gobierno del PP, y que han sido seguidas al pie de la letra por el actual Ejecutivo:

Privatización de las empresas públicas (ejemplos de Aena y de la Lotería Nacional) y recorte del gasto público; rebajas de impuestos (supresión de los impuestos a grandes fortunas); profunda reforma laboral; reforma de las pensiones; reestructuración financiera, privatizándolas, de las Cajas de Ahorros; más nucleares y menos renovables; revisión de la desconcentración autonómica.

No olvidó Cayo Lara manifestar su oposición frontal a la "guerra como mecanismo humanitario", apoyando un inmediato alto al fuego, "que podría ser supervisado por la Organiación por la Unidad Africana", y afirmando su solidaridad con "los movimientos sociales árabes, promovidos por una población joven (63% de la ciudadanía) y antiimperialista".

Resumiendo otro de los aspectos de su discurso, cabe referirse al desacuerdo con "ligar los incrementos salariales a la productividad, que vacía, de paso, de sentido la negociación colectiva, y que es un ataque a la Europa democrática, y que obligará a cambiar los Estatutos" (y la Constitución) " de los 27 países". Igualmente, Lara se desmarca de la supuesta vinculación del incremento del gasto público con la política de municipios y autonomías, a los que atribuye, respectivamente, un 3 y un 10% del mismo.

Para IU, en fin, estas elecciones municipales y autonómicas se presentan como una oportunidad de liberar a las instituciones que están más cerca de la población del "neoliberalismo, implantando una nueva forma de relaciones laborales, eliminando la especulación inmobiliaria y la corrupción".

En un momento de la exposición se preguntaba -defendiendo su tesis de que el Gobierno trata de desviar el debate desde lo sustancial a lo anecdótico- "¿Pero alguien compraría a Camps un coche de segunda mano?" No dejó, tampoco, de hacer ver el contento de Botín (en quien personificó el apoyo al Gobierno del gran empresariado y su desprecio a autónomos y pymes) por la política económica desarrollada, que le había permitido "obtener beneficios como nunca".

Nuestra pregunta era ésta: "En un mundo en el que los avances tecnológicos están concentrados en las grandes multinacionales, ¿cree posible sostener un modelo económico basado únicamente en las actuaciones desde la empresa pública y los autónomos y pymes? ¿Cuáles serían las líneas de desarrollo para creación de empleo masivo que propone IU?"

La respuesta, para otro debate. Necesario, sin duda. Porque para quienes tenemos el corazón a la izquierda, pero nos esforzamos en que la cabeza encuentre argumentos pragmáticos, somos conscientes de que las posiciones voluntaristas no ofrecen soluciones.

Hay que dotar de fundamentos, serenidad y sentido práctico a las posiciones renovadoras de la sociedad. Porque la Historia no ofrece, hasta ahora, ningún ejemplo de que un partido formado por las masas descontentas haya conseguido mejorar la situación colectiva. Los avances sociales de las últimas décadas han sido importantes, pero muy costosos, y para generar empresas eficientes y competitivas en un mundo global es imprescindible abandonar la crítica frontal y ofrecer soluciones concretas, factibles, asimilables por el resto de los agentes económicos y sociales.

De otra forma, siempre se jugará a la contra, y siempre se será muy minoritario, porque lo que todos queremos es tener trabajo estable y ello solo será posible en una economia próspera que el Estado es incapaz de garantizar por sí solo, aunque sí, como ya hemos manifestado muchas veces, no puede renunciar jamás a su labor de control, de estímulo y, en sectores prioritarios, mantener la referencia que le sirva para contrastar las actuaciones privadas.

 

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