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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre ingeniería y paisajes percibidos

"El paisaje comprende lo natural y lo construído. Desde el paisaje se puede entender la ingeniería en su completa significación, el equilibrio entre obra y contexto."

Esas fueron, más o menos, las palabras con las que Miguel Aguiló, catedrático de Estética de la Ingeniería en la Escuela de Caminos de Madrid, centró lo sustancial de su mensaje respecto al paisaje y la ingeniería, en la conferencia sobre "Ingeniería, paísaje y sentido de lo construído", que pronunció en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el 16.02.2011.

Por supuesto, esa declaración vino precedida de numeros ejemplos de obras de ingeniería que intervinieron eficazmente sobre el paisaje natural y de toda una pulsante gradación de su pensamiento tecno-filosófico -en la que el conferenciante recurrió a Henry Bergson, Heidegger, Walter Benjamin, Keynes o Rielke (entre otros), como le vino en gana, demostrando un deslumbrante bagaje cultural-.

Aguiló tiene su teoría sólidamente fundamentada y es muy difícil, además de temerario, criticar tanto sus principios como sus conclusiones. Ingeniero de caminos y economista, ha ocupado la presidencia de Iberia, Canal de Isabel II y Astilleros españoles.

Es desaconsejable, pues, acercarse al alcance de las fauces del león desde la improvisación o la simple intención de dejar alguna constancia ante su auditorio de que se existe.

Para abrir el coloquio, le hicimos una pregunta que intentamos fundamentar en ciertos atisbos de defensa de la ingeniería (y de la arquitectura) sin atender a especialidades. Nos presentamos como ingeniero de minas y enlazamos nuestro comentario con la necesidad de ofrecer un frente común que ponga en claro ante la sociedad civil lo que están haciendo y pueden hacer los técnicos, defendiendo así el prestigio global de la ingeniería.

No está -nos pareció- Miguel Aguiló por abrir espacios relevantes a las otras ingenierías. Y, menos, a los ingenieros de minas -competidores como ingenieros civiles, especialmente en las obras subterráneas-. Confesó el conferenciante que "no había trabajado nunca con ingenieros de minas", aunque sí citó otras ramas de la ingeniería como colaboradores habituales. Junto  a los de minas, tampoco ve como "creadores de paisaje" a los navales o aeronáuticos; no mencionó a los de la especialidad de Defensa.

Fue la única parte del paisaje que pintó Aguiló cuya percepción nos dejó con un sabor agrio. ¡Hubiera sido tan sencillo, dado lo redondo de la conferencia, y ante un auditorio en el que no había solo ingenieros de caminos, defender que, junto a los arquitectos, todos los ingenieros, al actuar sobre el paisaje natural, modificándolo y adaptándolo a las necesidades de la sociedad, tienen responsabilidades comunes en conseguir que sus intervenciones sean mínimas, funcionales, estéticas!.

Porque, caramba, no solo los ingenieros de caminos intervienen sobre el paisaje; lo hace hasta el labrador que levanta una nave, apilando ladrillos, para guardar el tractor en un pueblo de Galicia, o el delincuente malversado que arroja las ruedas gastadas del coche a un río -por contar dos ejemplos que se reproducen a diario-; ellos contribuyen negativamente a nuestra percepción del paisaje.

Pero de la profesionalidad y deontología de los titulados, de su saber hacer y sensibilidad, cabe esperar, y que se autoexijan, otros comportamientos. Hayan sido egresados de no importa qué Universidad o Politécnica.

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