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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el futuro del estado de bienestar

Las claves de la conferencia que Luis Garicano Gabilondo, exiliado economista español, pronunció el 6 de julio de 2010 en la Fundación Rafael del Pino, las dió -de manera tal vez involuntaria- el director de la misma, Amadeo Petitbó, en la presentación del ponente: Caminamos hacia un estado de malestar.

Garicano disfruta de la privilegiada posición de ser profesor en la London School of Economics y tener tiempo, inteligencia y ganas, para analizar los datos sobre la economía española y compararlos con los de la Unión Europea y Estados Unidos.

De sus conclusiones viven, desde hace años, muchos analistas y periodistas económicos de menor nivel, porque sus reflexiones sirven de alimento, generalmente crítico,  respecto al gobierno socialista y de adobo pesimista para juzgar lo que nos espera.

Por cierto, la Fundación del Pino ha dotado a la Universidad Carlos III de un fondo para que sea contratado como catedrático por el período 2010-2013, (a él y a Juan Díez Medrano) "para ayudar a la recuperación de investigadores españoles en el extranjero". 

Además de la información que obtiene de los bancos de datos, que le permiten fundamentar conclusiones de indudable peso, Garicano cuenta -como dedujimos- con la atinada visión de su suegra holandesa que está preocupada porque, siendo el euro la moneda única para un grupo de países a los que les falta, sin embargo, coherencia fiscal y social, teme que los pensionistas de allá encuentren sus pensiones disminuídas por culpa de lo bien que vivimos los españoles de acá.

Garicano tiene un verbo ágil, alimentado por una cabeza inteligente, y sabe poner sentido del humor a verdades que, como son como puños, duelen si el que las escucha tiene la afición de mirar hacia otro lado. Dijo, por ello, -matizando que no se refería a ningún político concreto y especialmente no a Zapatero y a Rajoy, con los que acababa de entrevistarse- que "los políticos españoles comparten los diagnósticos, pero hay un camino de gigante con lo que son capaces de implementar".

De entre los muchos titulares que podrían extraerse de su ponencia, nos resultó llamativa la comparación entre las tendencias a largo plazo derivadas de la tecnología de la información respecto a la de comunicaciones, que ha perfilado en los últimos años.

Para Garicano, la mayor facilidad de acceso a mucha información, que antes resultaba difícil de conseguir, da más poder de decisión a los trabajadores, pero los homogeiniza, haciendo más difícil destacar y, por tanto, provocando que el valor de su trabajo disminuya.

En el camino contrario, la sociedad de las comunicaciones permite centralizar en aquellos que tienen mayor formación y capacidad de decisión, los problemas más importantes, que no pueden ser resueltos de manera sencilla, lo que hace que sus actuaciones adquieran un valor muy alto.

"El resultado del mundo en que vamos a vivir, dependerá de quien gane la carrera", afirmó Luis Garicano, que, después, con un escenario con datos precisos y poco tranquilizadores, dejó claro que España, además de defectos de educación y formación, fallos en la cultura social y empresarial, falta de visión política, sesgada estructura industrial, exceso de prestaciones sociales, etc., tiene una carencia de intelectualidad de máximo nivel.

O sea, que estamos aprovechando bastante bien la sociedad de la información, pero no circulamos para ganar por la autopista de la sociedad de las comunicaciones, perdiendo sistemáticamente competitividad en el escenario internacional.

Ah, pero en deportes y, especialmente en fútbol, estamos entre los mejores. Esto no lo dijo Garicano, que agradeció a la audiencia que en el día del partido Holanda-Uruguay, la sala se hubiera llenado con tantos forofos de la economía, forzando incluso, a que hubiera que habilitar un segundo espacio, para albergar a casi otros tantos.

En el coloquio hubo preguntas-monólogo, respuestas rápidas del que tiene recursos para todo y un colofón de nutridos aplausos, merecidos, pero que sonaron también a catarsis de quienes sabemos lo que nos espera y no vemos que se esté haciendo lo necesario para evitarlo.

1 comentario

Maria -

Que el profesor Garicano pase dos cursos en la Carlos III me anima. Quiera Dios que estimule a sus colegas españoles, tan cargados de protestas y con tan pocas ideas.