Sobre líderes y mártires en economía
No corresponde a España el papel de liderar las decisiones a tomar ante la crisis ambiental que supone la percepción de un calentamiento del planeta provocado por el aumento de la concentración de CO2 y otros gases con efecto equivalente.
De la estimada cantidad de 28.000 Mill. de t que cada año se emiten a la atmósfera, España solo es responsable del 1,1%. Cumplamos o no los acuerdos de Kioto, nuestra huella contaminante por habitante no llega a las 10 t/año, que es aproximadamente la tercera parte de lo que se permite contaminar al ciudadano de Estados Unidos y más o menos la mitad de la contribución al desastre de cada alemán.
Lejos, por supuesto, de los chinos, indios, brasileños, a los que seguro que será imposible convencer de que no ha llegado su oportunidad de utilizar los recursos propios -sean carbón o forestas-. Lo ha expresado paladinamente el representante de los G-70 más China en la convención de estos países, en 2007: "Ha llegado nuestro momento. Es de justicia".
Si incumpliéramos Kioto (andaremos por las 400 Mil t en el año 2012), el incumplimiento nos costará, a un precio de mercado posible del bono de carbono compensatorio, de 20 €/t unos 1.000 mill. de euros.
La cuestión para nuestro país se debe formular a un nivel modesto: somos acompañantes de lo que decidan los poderosos, no líderes. Nuestra posición de supuesto paladín ejemplarizador, pretendiendo incluso, que el 100% de nuestras necesidades energéticas se acaben cubriendo solo con las "energías verdes", abominando de nuclear, carbón y hasta de ciclo combinado, nos conducirá al martirologio.
Lo aconsejable sería mantener el mix energético más económico y concentrar nuestros esfuerzos en mantener el empleo, que es tanto como sostener la actual economía, apoyar la investigación y propiciar el ahorro, tanto a nivel empresarial como a nivel individual.
Hoy por hoy nos sobran unos 20.000 Mw de potencia instalada, sobre todo por razón de la innecesaria proliferación de ciclos combinados.
Hemos apoyado con más de 30.000 mill. de euros las energías eólica -de porvenir prácticamente agotado en nuevas instalaciones, dado el mapa eólico español- y, sobre todo, la solar fotovoltaica (dependiente de las horas de insolación), en detrimento del aprovechamiento de la solar termoeléctrica (que puede funcionar las 24 h). Y se ha lanzado desde el Gobierno socialista un mensaje erróneo, que perjudica la posición de nuestras empresas eléctricas y de nuestra tecnología nuclear, abominando de esta forma de energía, barata y necesaria, y que necesita de una investigación continuada para resolver definitivamente los problemas de tratamiento de los residuos y de ratificar la total seguridad de su manejo.
No entendemos la asunción del papel de mártires. Como país menor en población, pero tecnológicamente capaz, debemos atender a nuestra propia economía y prepararnos para ese momento previsible en que tendremos que competir con los grandes para ayudar a resolver su problema de desarrollo a los países emergentes. Mejoremos nuestra calidad de vida (ya alta) y apoyemos la credibilidad de nuestros técnicos. La política de oportunidad es mala consejera. No son votos de ecologistas asustados o vehementes lo que necesitamos para ser más prósperos.
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