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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la distribución de libros y las editoriales de provincias

En el Salón de Actos de la delegación del Principado de Asturias en Madrid, tres editores asturianos presentaron sus fortalezas, el día 7 de octubre de 2009, y, entre ellas, aparecieron algunas debilidades.

Miguel Munárriz, el delegado, ya los había definido como "héroes", dejando entender que la labor de editar es asunto de esforzados. Marta Magadán (Septem Ediciones), Angela Sánchez Vallina (Pintar Pintar) y Alvaro Diaz Huici (Trea) no desdijeron esta calificación, sino que se postularon para ella.

Editar en provincias no tiene, por lo oído, la dificultad de encontrar autores de calidad, bien sea en los campos de la poesía, la narrativa, la literatura infantil, el turismo, la museografía, por citar solo algunos de los muchos campos que abarcan las editoriales asturianas que se acercaron al Liber.

La dificultad reside en la distribución, que está ligada, no solamente a la promoción de las novedades.

El distribuidor es, suponemos que salvando notables excepciones, el malo de la película. Porque los distribuidores esperan novedades, pero "con las novedades los editores no ganan ni para pagar los costes de edición".

Por eso, la figura del distribuidor -"es singular que algo tan importante para la subsitencia de la editorial esté en manos de terceros"  se encuentra con una tesitura: "O cambia o desaparece". Sus pecados son múltiples: no dedica atención a las remesas de libros enviadas, no busca la calidad sino la cantidad, no cuida a los libreros que son los verdaderos clientes del editor.

Una cuestión suscitada también en el debate del interesante acto fue la utilización de internet como nuevo elemento de enlace entre el autor, el editor y el lector. Advertimos escepticismo y reservas entre los editores asturianos.

Marta Magadán, presidenta de la Asociación de editoriales de Asturias, se refirió a la demanda contra Google por los editores europeos, por no respetar derechos de autor. Los editores no quieren que el libro circule libremente, y es necesario adaptar la ley de Popiedad Intelectual.

La nueva Ley de Ciencia y Tecnología, anunciada por la ministra Garmendía, debería aportar soluciones a la cuestión de los derechos de los editores, y no solo a los del Estado, se dijo en la reunión. Los asistentes, como en otras ocasiones, fueron invitados a un magnífico cóctel, adornado esta vez con las aerografías de Jorge Serrano, que inauguraba su exposición al día siguiente.

 

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