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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la sostenibilidad ambiental en la crisis económica

Resulta tan interesante sociológicamente como demoledor en lo pragmático, ver los esfuerzos de los líderes mundiales para convencer al personal de que (lo peor de) la crisis ha pasado.

La postura es asimilable a la de quien, depués de un terremoto, sale a la calle gritando que "lo peor está solucionado", avanzando entre cadáveres, casas derruídas, tuberías cortadas y campos agostados.

No, lo peor no ha pasado. Y eso, por, al menos, tres razones:

a) No se ha puesto en pie ningún nuevo modelo, porque no se ha hecho una reflexión acerca de las razones que han hecho caer, y no solo tambalearse, el existente. Se ha echado la mayor parte de la culpa a la burbuja inmobiliaria y a la especulación sin base material (hedge funds), pero no se ha analizado que el problema de esta sociedad es ético: falta de valores, de solidaridad, de honestidad con los demás.

b) Los anteriores dominadores de la situación han vuelto a ocupar sus puestos. Primero, con cierto recelo y prudencia, por si se les echaba con cajas destempladas. Ahora, desvergonzadamente. Ellos no han tenido la culpa del problema. Hemos sido todos y, particularmente, las familias, con sus desmesurada afición a enriquecerse. Paradojas.

c) El conflicto entre el desarrollo insostenible y el mantenimiento ambiental no solamente no ha sido resuelto, sino que sigue rellenándose de falacias. Basta mirar alrededor con ojos sanos para advertir que nuestro desarrollo se ha comido los recursos naturales sin reemplazo posible, y que el ambiente ha sido profundamente modificado, a peor. Podemos admitir que era necesario, pero el debate que hubiera permitido extraer esa conclusión, no ha sido realizado jamás.

Y a algunos -¿muchos?- nos gustaría seguir disfrutando de la naturaleza, no valoramos el lujo, apreciamos las ventajas tecnológicas pero, ante todo, en aquello que nos permiten compartir y, sobre todo, no nos moveremos de la convicción de que los intereses particulares no deben apoyarse pensando que así se favorece a los intereses generales. Habrá de ser al revés, siempre al revés.  

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