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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la corrupción como móvil universal

En el principio, era la ética. Los hombres del clan andaban ocupados en la caza y las mujeres se quedaban cuidando de las crías en las cercanías de las cavernas, protegiéndolas de los carnívoros. No había propiedad privada, luego no se robaba. A nadie se le ocurría matar a otro, porque las tribus no se relacionaban entre sí.

Alguien puso una raya en unas tierras para indicar que el cultivo era suyo. Las mujeres más trabajadoras o hermosas y los cazadores más certeros o fuertes eran preferidos por el otro sexo. Empezó a ser arriesgado aparearse con algunas, incluso desearlo.

Cuando se tomó consciencia de que en la tribu, ciertos individuos se aprovechaban de otros,  un sector intelectualmente más activo inventó la religión. Había que convencer de que los que no cumpliesen las norams tendrían un castigo, de que gentes superiores los vigilaban. Había que adorarlos y hacerles sacrificios para que intercedieran por los devotos.

Con el tiempo, las religiones se fueron adulterando, se corrompieron mucho. Utilizando el instrumento, ciertos chamanes en colaboración con poderosos impulsaron en nombre de los dioses guerras, rapiñas, dominaciones. Para ellos, el esquema funcionaba muy bien. Sobre todo, ofrecía una esperanza a los más oprimidos.

Después de siglos y de muchas reflexiones internas y externas, un sector que consiguió -sorprenentemente- cierto poder intelectual en una de las religiones más difundidas, trató de recuperar los principios éticos primitivos, que dieron en llamar universales, pretendiendo que estaban impresos en el ser del hombre, aunque los adaptaron a los nuevos tiempos.

Incluso defendían la prioridad de la ética sobre la devoción a los dioses.

No se les hizo caso. No era ya sencillo recuperar el camino de las religiones, que se habian multiplicado, diversificado, adulterado a su vez. Los intereses particulares habían corrompido de tal forma la idea, que parecía irrecuperable la tranquilidad universal.

En el principio, también era la igualdad. Todos colaboraban y nadie pretendía recibir más a cambio de su destreza.

La tribu creyó, al cabo de un tiempo, que si recompensaba a los más hábiles de alguna manera, las cosas irían mejor para todos. Los más dotados y, en todo caso, con la garantía de la colectividad, cuidarían de que nada faltara a los débiles.

Pero el sistema se corrompió. Para corregirlo, unos pensaron que habría que dejar libre a la sociedad, fijando unas normas generales, en la que todos tuvieran iguales oportunidades. Otros, creyeron que solo una organización central podría garantizar la igualdad, estimulando para que todos trabajaran en bien de la colelctividad.

Ambos subsistemas se corrompieron. Dirigentes de uno y otro se aprovecharon de las ventajas, para enriquecerse ellos mismos.  

El subsistema llamado democracia y el susbsistema llamado comunismo, en realidad, se llenaron de gusanos que seguían, implacables, corrompiéndolo todo, aunque desde dentro algunos no veían nada bien, pero que nada bien, lo que estaba pasando.

Pero la mayoría pensaba que, en algún momento, podría también aprovecharse y unos pocos, verdaderamente sí se aprovechaban.

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