Sobre bomberos y fuegos
Javier Sanz Asenjo, arquitecto, es el Jefe del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid. Como persona sensata, está "preocupado por el batiburrillo de normativas, responsabilidades y competencias" que le legislación atribuye a los bomberos.
Existe en Madrid la Ley 14/1994, por la que se regulan los servicios de prevención, extinción de incendios y salvamentos de la Comunidad, pero las interferencias, en varios casos, con la normativa estatal son confusas. Junto a ella, se encuentran los Reglamentos 2816/82, 1942/93, 2267/04, 314/2006, 393/07 y seguramente, otros.
Según expresó Sanz en su intervención en la Jornada Técnica sobre Prevención de Incendios (día 10 de junio de 2009) organizada por la Dirección de Industria, Energía y Minas, que coordina Carlos López Jimeno, "el fuego en Madrid no es ni rojo ni verde".
Y lo explicó: "En cada incendio, hay una problemática diferente". La colonización del bosque por viviendas, genera un peligro específico de incendio forestal, porque las urbanizaciones pueden provocar incendios específicos, distintos de los de quienes salen al monte a pasear e incumplen las normas.
Es preciso que los Planes de Protección Civil enseñen al ciudadano a la autoprotección, además de a la protección. "Desde hace años, sabemos que los vehículos tienen que salir del Parque con agua", porque se encontraron casos en que los hidrantes no funcionaban o no estaban conectados a la red.
No es raro, dijo Sanz, que cuando se personan los bomberos a apagar un incendio, se encuentren "un vigilante contratado el día antes", o que en la vivienda, o nos reciba alguien que da gritos, "no nos reciba nadie", para indicar dónde están los elementos peligrosos, las salidas, las tomas de agua, etc.
Añadimos nosotros: es necesario completar el inventario de todos los tráficos de mercancías peligrosas, de todos los depósitos de combustibles y comburentes, de todas las instalaciones -industriales y no (hospitales y clínicas, depósitos de particulres, etc) - y cómo se realiza la carga y descarga de los materiales peligrosos, a qué horas y en qué lugares.
Porque -esto no lo dijo Sanz- en aglomeraciones como Madrid corremos un riesgo permanente añadido. La normativa es prolija, en algunos aspectos insuficiente y, en demasiados casos, se incumple, y nadie lo vigila.
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