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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre las responsabilidades políticas y las jurídicas

La investigación de la naturaleza del percal, orígenes de la tela, pero, sobre todo, la  procedencia del dinero con el que se realizaron los movimientos monetarios que afectaron a algunas sastrerías madrileñas que llegaron a adquirir gran fama en Valencia, está arriesgando provocar graves daños colaterales al partido de la oposición.

La ausencia de facturas por las que el Honorable Sr. Camps y otros elegantes personajes se hayan pagado un par de trajes es algo intrascendente. Pocos clientes guardan esos resguardos, una vez que ha transcurrido el período de garantía o finiquitada la posibilidad de devolución de lo adquirido. No hay nada particular, tampoco, en hacer las compras en efectivo; las tarjetas de crédito son caras y algunas personas tienen por costumbre pagar a tocateja..

Tampoco hay que dar especial relevancia a la manifestación, y menos si se realiza con obscena terminología, de los cariños. El príncipe Carlos de Inglaterra, por ejemplo, en un momento de exaltación, empleó guarras metáforas para expresar su ardor principesco con una señora entonces malcasada.

No vemos, en fin, posibilidad de deducir responsabilidades penales de un registro de conversaciones privadas que no pasarán, ciertamente, a la historia de la antología de los buenos ejemplos de contrucción gramatical, y que no se sabría, en puridad, si atribuir a la cortesía extraparlamentaria, a la estulticia imperante en nuestra sociedad, o a la timidez de una de las partes para mandar a tomar vientos a la otra.

Ya se ve que en España ("este país") el poder judicial tiene mucha vida, propia e impropia. Seguramente, dada la inmensidad de casos que se podrían investigar, el impulso para la actuación por la vía penal, como sucede ya en lo civil, tenga que venir, exclusivamente de la denuncia de parte perjudicada o interesada en esclarecer un delito.

Mientras sea admitida como válida esta premisa, el terreno para generar tensiones políticas con las actuaciones judiciales, estará siempre servido. Porque si no fueran suficientes el par de jueces y fiscales que ya se se hallan, al parecer, atentos a detectar a la primera sospechas delictuales en ciertos sectores ideológicos con preferencia a otros, existen en abundancia prófugos políticos, ex-compañeros de partido, descontentos en quién sabe que reparto de poder o ventajas, dispuestos a delatar situaciones oscuras de sus antiguos compañones.

Por lo tanto, los que tengan algo que ocultar en relación con los dineros, no deberían dormir nunca tranquilos. El día menos pensado, zás, saltará la sospecha.

Por cierto, para estas gentes que comparten tantas horas de pupitre, ¿es tan difícil detectar quién se está enriqueciendo, por los síntomas y ostentaciones, por encima de lo que cabría esperar de los sueldos oficiales?. ¿Hay que esperar a que un constructor enfadado o un colega discrepante denuncie a estos nuevos ricos por haber aceptado unas corbatas a cambio de adjudicaciones de algunos milloncejos?.

Aquí no solamente está la cuestión en lo que aparenta el César, ni su mujer, ni sus hijos y amigos, sino en las razones -que ojalá no existan, por supuesto- por las que vuelven la vista hacia otro lado los rivales políticos del César. Qui prodest? .

Aunque también: Beatus ille qui procul negotiis ("Dichoso el alejado de los asuntos del dinero", equivalente a:"Qué descansada vida la del que huyendo del mundanal ruido...")

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