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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la financiación de las autonomías en época de crisis

¿Cómo puede ser que todas las autonomías salgan beneficiadas, según anuncia el Gobierno, del nuevo modelo de financiación autonómica? ¿Cómo ha de serlo en una época de crisis, en la que los presupuestos globales han de ser, forzosamente, más restrictivos, si no se incurre en incrementar el déficit presupuestario, que es tanto como decir, alegría para hoy y hambre para mañana?

El modelo de financiación de las comunidades autónomas es uno de los inventos de nuestra democracia, que trata de convencer a todo el mundo, a base de la conocida mecánica de plantear unas hipótesis de cálculo que, a la postre, no se cumplen en la práctica.

Es evidente que el esquema de la solidaridad interregional ha dejado de ser el objetivo del Estado de las autonomías para desplazar el centro de gravedad, sencillamente, hacia el modelo poblacional, es decir, que aquellas comunidades que tienen más población, tengan mayores ingresos por transferencia desde el Estado central.

El resultado es que las autonomías en donde las rentas medias son más altas, y en donde los niveles de transferencia y asunción de responsabilidades directas están ya en su grado máximo, tienen un poder de atracción de la población inmigrante más alto, por lo que aumentan proporcionalmente el número de sus residente, sus necesidades asistenciales propias, y presionan para que, manteniendo la cuantía de recursos por habitante que ya tenían, se les mantengan cuotas equivalentes en los presupuestos que se negocian.

Las autonomías con pérdida de población -el resultado evidente de que están perdiendo atractivo en el contexto de las Autonomías, con menores perspectivas de trabajo y nivel de vida- serán, en consecuencia, cada vez más pobres y su capacidad de negociación, menor. 

Y el Estado central, único posible garante de que caminemos hacia la redistribución de la riqueza, será cada vez más débil. La fotografía José Luis Zapatero y Esperanza Aguirre, sonrientes ante el acuerdo autonómico que han logrado, es la evidencia de que, cuando dos tendencias políticas cotnrapuestas creen haber triunfado en una negociación, una de ellas ha conseguido colar a la otra su media verdad.

El tiempo nos aclarará a quién de ambos políticos habrá de helarse la sonrisa.

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