Sobre la mejor forma de hacer mutis por el foro
Podemos volver a citar a Vicente Aleixandre: La serpiente se asoma por el ojo divino y encuentra que el mundo está bien hecho.
Los que escriben obras para el teatro (si quedan algunos) saben bien que a los actores y actrices principales hay que facilitarles un mutis en un momento dramático o cómico cumbre, para que puedan recoger los aplausos del público por su labor. En los Congresos técnicos, algunos conferenciantes cosechan aplausos enfervorecidos mientras otros terminan su discursito sin pena ni gloria, y la razón es que los primeros han sabido elegir el momento final, poner énfasis sobre el momento en que van a hacer mutis por el foro.
Los políticos, por propia condición, es muy raro que sepan cuándo deben irse, Y lo tendrían muy sencillo, a poco que supieran Hisotoria. Han de marcharse cuando estén en el momento cumbre de su trabajo. Es la única forma de evitar su Waterloo, su fracaso seguro, su estrépito final.
Porque -con perdón- a todo cerdo le llega su San Martín que, traducido en términos políticos y salvando las distancias, quiere decir que a todo político le llega su crisis, su punto bajo de popularidad; por eso, han de estar atentos para retirarse, dimitir, irse a cuidar rosas o hacer obras caritativas, antes de que se les venga a caer encima de la cabeza el tenderete sobre el que han construído su popularidad.
A falta de esa decisión personal, la existencia de períodos legislativos es una medida imprescindible. Ningún cargo público o privado, elegido no importa con qué mayoría, debería postularse después de transcurrido el período para el que fue nominado. Aunque sea el mejor. Siempre habrá un segundo de su equipo, si es que la oposición no tiene suficiente quorum aún, que podrá recoger la antorcha y, seguro, hacerlo tan bien o mejor.
Y, en el peor de los casos, será sobre ese sucesor sobre el que caiga el tenderete, dejando el sabor de boca a los adeptos de que, como el anterior, el líder, el magnífico, no hubo nadie.
0 comentarios