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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la falta de método como elemento de éxito

Deberían reconocer la verdad. Pocos en España de los que han llegado a un resultado excelente, en cualquiera de los campos del arte o de la ciencia, han alcanzado la cima como consecuencia del método.

El éxito premia, con una inmensa regularidad, la ausencia de método, el desorden, la desesperación, la penuria. Por eso, guiados por esa amarga experiencia, tanto planificadores como inventores, han admitido que el caos es el caldo de cultivo para las mejores innovaciones.

Seguramente habrá algún ingenuo que piense que la situación es diferente en la investigación privada. No es así, al menos de forma significativa. Salvo que las grandes empresas tienen más opciones de repartir los descubrimientos de sus centrales, de forma que se pueda atrapar alguna subvención a la investigación, presentando con cierta verosimilitud los resultados foráneos como conseguidos desde aquí.

Las consecuencias son extraordinarias y, para no causar la inevitable conmoción social, no se divulgan, pero los principios se siguen escrupulosamente por cuantos están en el ajo del asunto. No es necesario crear equipos investigadores, ni dotarlos de materiales adecuados, ni generar programas con la pretensión de que, al recorrerlos exhaustivamente, conduzcan a un barrido de todas las opciones, descubriendo, pasito a pasito, el sendero de la mayor probabilidad, en el que se encuentra la esquiva fórmula, el resultado genial. Quiá.

La metodología es justamente la contraria.Tengamos un grupo desmotivado de gentes, preferiblemente doctores, malpagados, hacinados en despachos o laboratorios poco iluminados, y sometámoslo con un reducido presupuesto al ejercicio perverso de exigirles publicar sus elucubraciones, acertijos, trasuntos  e incluso conclusiones, con la premisa de que del número de páginas se derivará una parte importante de su sueldo.

Es importante que las publicaciones se hagan en inglés, pero si no fuera posible, será suplido el tema haciendo juzgar el trabajo de aquellos que, no necesariamente siendo los más incompetentes, se hayan distinguido, sin embargo, por su capacidad para lamer las posaderas de quienes mandan.

Lamentamos tener que desvelar el secreto, pero alguien debería decirlo de una vez. El camino más seguro para llegar al éxito no es el método, es  su falta. Produce resultados excelentes en la vida económica de los devotos y, por añadidura, ocasionalmente también recibe su premio en el mundo de la ciencia, porque, al fin y al cabo, el azar es uno de los motores que rigen el Universo.

Y es tan barato ponerlo en funcionamiento...

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