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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la viabilidad de Bolivia y Bélgica

Comparar la situación política entre Bélgica y Bolivia puede parecer temeraria, pero, al menos, se reconocerá que ambos países viven dificultades existenciales. Serias, en el caso de Bolivia, ya que el gobierno de Morales no puede controlar las regiones díscolas del sur, y la tensión tiene en sí misma gérmenes propios de guerra civil. Más convencionales y estéticas que potencialmente cruentas, tratándose de Bélgica.

Las razones de las tensiones que enconan los ánimos en ambos países, tan distantes geográficamente y en el PIB son, en apariencia, diferentes. Sin embargo, en el transfondo se descubren, moviendo los hilos, la presencia de minorías con intereses económicos, empeñados en profundizar en las diferencias culturales de las mayorías.

La historia de ambos países no es precisamente un ejemplo de tranquilidad, como no la es la de casi ningún estado moderno, producto de segregaciones, guerras y sojuzgamientos de unos por otros. Unas constituciones bien intencionadas, redactadas después de las correspondientes guerras cruentas, plasmaron las intenciones formales de superar las diferencias y trabajar por un futuro común.

El caso de Benelux, germen de la Unión Europea, suponía la intención de construir una unión económica por encima de las identidades culturales y las diferencias linguísticas. Un ejemplo a seguir, sin duda. El caso de la formación de Bolivia no carece de virtudes teologales.

Bélgica se separó de los Países Bajos (Holanda) en 1830, y mantuvo con la previsible dificultad dos grupos lingüisticos con pocas simpatías recíprocas. Un porcentaje alto, pero minoritario de flamencos siempre ha estado a favor de la independencia -se veían más ricos, más listos, más cultos-; la población valona no oculta, en un porcentaje significativo, su simpatía por Francia, a la que seguramente solicitaría ser admitida como región en caso de separación.

Bolivia, creada el 6 de agosto de 1825 por la asamblea de Chuquisaca, que independizó el Alto Perú para crear un nuevo estado con el nombre del Libertador, Bolívar, que la consideraba su "hija predilecta", siempre fue un país desestructurado, con una población poco integrada -criollos e indígenas- y graves dificultades de desplazamiento interiores.

La distancia entre La Paz y Santa Cruz solo puede cubrirse razonablemente en avión, limitando así drásticamente los contactos entre ambas zonas del país. La población indígena, pobre y con graves dificultades de ascenso en la escala social, aparece como una segunda clase, un proletariado permanente, que vive mejor en las regiones ricas de Santa Cruz, Beni, Tarija o Cochabamba, pero conserva una fuerte independencia cultural en las regiones áridas del norte.

Bélgica probó casi todas las formas de gobierno. Es un estado federal desde 1970, con forma de gobierno una monarquía constitucional con pocos poderes en la figura del teórico jefe es el rey Alberto II, tres regiones (Valonia, Flandes y Bruselas) y donde coexisten tres lenguas: francés, holandés y alemán.

La situación de crisis larvada en Bélgica estalló cuando se produjeron las elecciones de junio de 2008, con resultados que provocaron una vuelta de tuerca a los sentimientos separatistas de la minoría flamenca. En Flandes, los democristianos, CD&A, coaligados con los independentistas de N-VA (Nieuw Vlaams Alliantie), consiguieron derrotar a la coalición gobernante de liberales flamencos y socialdemócratas valones, que aparecía como una garantía de entendimiento entre dispares.

Bolivia iba camino de una imprescindible modernización, bajo la mano económicamente interesada de los últimos gobiernos pre-morales (qué pena de Tuto Quiroga), pero con buenas conexiones internacionales. Hoy está ásperamente dividida en regiones pobres y ricas, la más dura e insuperable división que pueda establecerse en un país.

Las dos regiones bolivianas tienen poca viabilidad por sí mismas, pues los terratenientes criollos del sur necesitan la mano de obra indígena, y los indios de las zonas áridas carecen de formación técnica y cultural para sobrevivir en un mundo global. Es una simplificación, desde luego, pero quiere reflejar que se necesitan. 

El presidente Evo Morales posiblemente pierda el referedum revocatorio de hoy, 9 de agosto de 2008,  y sería culpable de haber llevado el país a un precipicio. La culpa no la tienen los ejes de su política ( indigenismo, nacionalización de las fuentes productivas más importantes y entrega de tierras a los campesinos, fundamentalmente), sino la falta de voluntad y experiencia política para propiciar enlaces políticos con la oposición, que representa los intereses económicos que impulsaban a Bolivia. Las ideas pueden ser hermosas, pero no alimentan los estómagos.

Flandes, que es la región rica de Bélgica, resolverá sus diferencias en el Parlamento, y posiblemente, después de un par de tirones de pelos entre políticos, volverá al redil, considerando las importantes ventajas de mantenerse unida a Valonia y a Bruselas. No está previsto, además, en la Unión Europea el reconocimiento de estados segregados de otros que sean miembros. Y no es cosa de exponerse al frío de la soledad, cuando los vientos soplan en contrario.

En Bolivia se habla hoy mucho de guerra civil. Ojalá no sea así, pero estamos hablando de dos mundos diferentes, dos maneras de analizar la viabilidad de los proyectos económico-políticos. Con palabras, aunque sean malsonantes, o matándose. Qué pena, qué lejos parece el proyecto bien intencionado de Bolívar, Sucre y aquellos otros rebeldes que creían construir un mundo en el que todos fueran tratados como iguales.

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